Con la llegada del otoño, los días empiezan a acortarse, y con ello, uno de los eventos más esperados (o temidos) del año: el cambio al horario de invierno. Este ajuste temporal es una cita anual en la que todos los relojes se retrasan una hora, lo que para muchos significa la oportunidad de disfrutar de 60 minutos extra de sueño.
Sin embargo, este cambio también viene acompañado de dudas y debates sobre su utilidad y su impacto en nuestra vida diaria. En este artículo, se abordarán todos los aspectos clave relacionados con el cambio al horario de invierno.
¿Cuándo se cambia la hora?
Este año, el cambio al horario de invierno se realizará durante la madrugada del domingo 27 de octubre. En ese momento, a las 3:00 a.m., los relojes deberán retrasarse una hora, marcando de nuevo las 2:00 a.m. Este ajuste temporal se mantiene vigente en el Estado y en muchos países europeos, a pesar de las discusiones que han surgido en torno a su continuidad.
El horario de invierno, también conocido como horario estándar, permanecerá en vigor hasta el 30 de marzo del año siguiente, cuando se producirá el cambio de nuevo al horario de verano. Este ciclo de cambios horarios, que se repite dos veces al año, está fijado por Decreto y se mantendrá, al menos, hasta 2026, según las disposiciones actuales.
¿Por qué se cambia la hora?
El cambio de hora en el Estado , y en gran parte de Europa, tiene sus raíces en la idea de aprovechar mejor la luz natural y, con ello, reducir el consumo de energía. La lógica detrás de este ajuste es que, al adelantar los relojes una hora durante la primavera, se sincronizan las actividades humanas con las horas de mayor luz solar, reduciendo así la necesidad de iluminación artificial en las horas de la tarde y noche.
Esta práctica comenzó a generalizarse en el siglo XX, durante periodos de guerra y crisis energética, como una medida para ahorrar recursos. Sin embargo, la eficacia de esta medida en términos de ahorro energético ha sido objeto de debate. Algunos estudios sugieren que el ahorro real es mínimo, especialmente con los avances en eficiencia energética y el cambio en los patrones de consumo.
El hecho de que el cambio de hora se realice durante la madrugada no es casualidad. Se elige este momento del día porque es cuando la mayoría de la población está dormida, lo que minimiza el impacto en la vida diaria. Además, en términos económicos y logísticos, realizar el cambio en este momento reduce las posibles interrupciones en actividades comerciales y servicios públicos.
Chica durmiendo
¿Se eliminará el cambio de hora?
En los últimos años, ha habido un creciente debate sobre la posibilidad de eliminar el cambio de hora y mantener un horario fijo durante todo el año. Esta discusión ha ganado fuerza debido a estudios que cuestionan los beneficios energéticos del cambio y resaltan los posibles efectos negativos sobre la salud de las personas, como la alteración del ritmo circadiano.
En 2019, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) realizó una encuesta en la que el 62,5% se mostraron a favor de abolir el cambio de hora. De ellos, un 65% optaría por mantener el horario de verano de manera permanente. A pesar de esta opinión pública, la propuesta para acabar con el cambio de hora ha quedado en suspenso debido a la falta de consenso entre los países de la Unión Europea.
Así, al menos hasta 2026, se continuará con los cambios de hora en primavera y otoño, siguiendo las normativas europeas y nacionales vigentes.
Smartphone marca la hora
¿Cuál es el mejor horario, el de invierno o el de verano?
El debate sobre cuál es el mejor horario, si el de invierno o el de verano, sigue abierto y depende en gran medida de las preferencias personales y las circunstancias de cada individuo. El horario de verano permite disfrutar de más horas de luz por la tarde, lo que favorece actividades al aire libre. Sin embargo, también puede provocar que las mañanas sean más oscuras, lo que puede dificultar el despertar y las primeras horas del día para muchas personas.
Por otro lado, el horario de invierno está más alineado con el ciclo natural de luz y oscuridad, lo que podría ser más beneficioso para el ritmo biológico. Este horario asegura que las mañanas tengan más luz, facilitando el inicio del día, aunque las tardes se acorten, lo que puede ser menos atractivo para quienes prefieren aprovechar la luz vespertina.