El cambio de hora es una práctica que se realiza en numerosos países y genera preguntas cada año. Cuando se acerca el último fin de semana de octubre, muchos se preguntan si deben adelantar o atrasar los relojes.
Este ajuste busca aprovechar mejor la luz natural durante el día, y aunque su implantación es histórica, en los últimos años ha sido objeto de debate. En este artículo, se aclara cuándo será el cambio, en qué sentido se ajustan los relojes, por qué se realiza esta modificación y si este podría ser el último cambio de hora que experimentemos.
¿Qué día se cambia la hora?
El cambio de hora correspondiente al horario de invierno en 2024 se produce esta madrugada del sábado 26 al domingo 27 de octubre. Esta fecha marca el momento en que los relojes se ajustan para adaptarse al nuevo ciclo de luz solar que trae consigo la llegada del otoño. Como es habitual, este cambio se realiza el último fin de semana de octubre, facilitando la transición para la mayoría de las personas, ya que se efectúa durante la noche, cuando la actividad diaria es menor.
La modificación se hace de manera simultánea en todos los países que aplican este sistema en Europa, siguiendo una directiva comunitaria.
¿Se atrasa o se adelanta la hora?
Uno de los interrogantes más comunes en torno al cambio de hora es si los relojes se adelantan o se atrasan. En el caso del ajuste de otoño, que ocurre en octubre, la respuesta es que se atrasan. Esto significa que a las 03:00 de la madrugada del domingo 27 de octubre, los relojes deberán volver a las 02:00, ganando así una hora adicional de descanso o de actividades, dependiendo del enfoque de cada persona.
Este cambio al horario de invierno implica que amanecerá más temprano, pero también que anochecerá antes. Por lo tanto, al atrasar los relojes, disfrutaremos de más luz solar por la mañana, pero la oscuridad llegará más pronto en la tarde. Aunque este ajuste puede generar confusión o incluso desajustes en las rutinas diarias, la mayoría de los dispositivos electrónicos realizan el cambio de manera automática, lo que facilita la transición.
¿Por qué se cambia la hora?
El cambio de hora tiene sus raíces en la idea de aprovechar mejor la luz natural durante el día. Esta práctica fue propuesta por primera vez en 1784 por Benjamin Franklin, quien sugirió que adelantar los relojes durante los meses de verano permitiría ahorrar velas al aprovechar más horas de luz solar. Sin embargo, no fue hasta la Primera Guerra Mundial que algunos países comenzaron a implementar el cambio de hora de manera oficial como medida de ahorro energético.
En el Estado, el cambio de hora se introdujo de manera definitiva en 1974, durante la crisis del petróleo, con el objetivo de reducir el consumo de energía eléctrica. La idea era ajustar los horarios para que la jornada laboral coincidiera más con las horas de luz natural, reduciendo así la necesidad de iluminación artificial.
A día de hoy, los objetivos siguen siendo similares: mejorar el aprovechamiento de la luz solar y contribuir al ahorro energético. Sin embargo, con los avances tecnológicos y el cambio en los hábitos de consumo energético, la efectividad de este sistema ha sido cuestionada en varias ocasiones. Algunos estudios señalan que el ahorro energético es mínimo, mientras que otros apuntan a los efectos negativos que el cambio de hora puede tener en la salud, el sueño y el bienestar de las personas.
¿Será este el último cambio de hora?
En los últimos años, ha habido un debate creciente sobre si se debería eliminar el cambio de hora. En 2018, la Comisión Europea propuso la posibilidad de poner fin a este ajuste bianual, basándose en encuestas públicas en las que una gran mayoría de los ciudadanos europeos se mostró a favor de mantener un solo horario durante todo el año.
A raíz de esta propuesta, se planteó que 2021 sería el último año en el que se cambiaría la hora en Europa. Sin embargo, los Estados miembros de la Unión Europea no lograron ponerse de acuerdo sobre qué horario debería mantenerse de forma permanente, si el de verano o el de invierno. Este desacuerdo, junto con la pandemia de COVID-19, retrasó la decisión y el tema quedó en suspenso.
Por lo tanto, el cambio de hora de 2024 no será el último, al menos por ahora. Aunque el debate sigue abierto, no se ha alcanzado un consenso definitivo. Los países que aplican el cambio de hora seguirán realizando este ajuste al menos hasta que se tome una decisión a nivel europeo.