La selección española femenina de fútbol celebró este lunes hasta ya entrada la madrugada el título de campeonas del mundo logrado el domingo en Sídney contra Inglaterra, con una gran fiesta en Madrid, primero por las grandes avenidas de la capital, repletas de aficionados, y con más de 25.000 personas en el escenario final.
La explanada de Puente del Rey, en la zona de Madrid Río, estuvo esperando a las jugadoras de Jorge Vilda desde el inicio de la tarde, en una fiesta ambientada con actuaciones musicales organizada por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) en el mismo lugar donde se celebró el Mundial masculino de 2010.
"Campeonas del mundo, campeonas del mundo", fue el cántico que se escuchó del equipo campeón en la pista del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. El avión Iberia de España aterrizó a las 21.19 en la capital, puntual en su regreso a casa con la primera Copa del Mundo de la historia de la selección española femenina.
La capitana Ivana Andrés asomó con el trofeo logrado en la final contra Inglaterra (1-0), junto con el presidente de la RFEF, Luis Rubiales, y el seleccionador nacional, Jorge Vilda. Los tres se hicieron unas primeras fotos y a partir de ahí desfilaron todas las internacionales, para hacerse otra foto de familia en la pista.
Las jugadoras y el cuerpo técnico iniciaron entonces un primer trayecto de autobús hasta la calle O'Donnell, donde subieron al bus descapotado que les llevó por la calle Alcalá, Gran Vía, Plaza de España, hasta Madrid Río. Un trayecto siempre acompañadas de aficionados a ambos lados de las calles, que incluso siguieron al autobús hasta su destino, entre cánticos y vítores.
Justo sobre las 12 de la noche, las jugadoras fueron saltando una a una al escenario en Puente del Rey, agradecidas por la tremenda movilización, a la altura de la hazaña de una selección española femenina que nunca había avanzado de los cruces en un Mundial hasta que hizo historia en esta edición 2023 de Australia y Nueva Zelanda.
La afición aclamó de manera especial a Jenni Hermoso, madrileña además de centenaria ya como internacional; Misa Rodríguez, portera del Real Madrid; la doble Balón de Oro, Alexia Putellas, o Salma Paralluelo, campeona del mundo en todas las categorías, a sus 19 años, y clave en la consecución del título. Los últimos en salir, con el trofeo, fueron Vilda, la capitana Ivana y Olga Carmona, protagonista por el peor y el mejor día de su vida.
"El día de hoy es muy especial para toda España. Tiene una parte complicada para mí. Ayer fue por momentos el mejor día de mi vida y luego se convirtió en el peor. Estoy muy emocionada de poder brindaros esta alegría. Aquí tenéis la estrella que tanto queríais, y también las que nos acompañan desde el cielo", dijo.
La sevillana emocionó en su discurso, después de marcar el gol que dio el título a España y poco después enterarse del fallecimiento de su padre. Por su parte, Ivana repartió agradecimientos y dedicó el éxito a la afición, mientras que Vilda recordó la promesa que hizo antes del torneo.
"Dijimos que os íbamos a poner de pie, os íbamos a sacar a la calle. Lo estamos celebrando, lo hemos conseguido. Quiero acordarme de las jugadoras que no pudieron estar en el Mundial. Va por ellas, por la Federación, por nuestro presidente, y por todas estas jugadoras, sin ellas no seríamos campeonas del mundo", firmó.
El presidente Luis Rubiales no estuvo en la celebración, mientras sufre un importante cerco político, de instituciones y parte de la opinión pública por el beso en la boca que dio a Jenni Hermoso durante la ceremonia de entrega de premios en el Stadium Australia. Rubiales se disculpó este lunes y Hermoso no quiso dar importancia a lo ocurrido, aunque se hizo viral su reacción en redes sociales tras la final, sorprendida por el beso.
La fiesta en Puente del Rey estuvo muy acompañada de actuaciones musicales, con Camela en honor de la propia Jenni, Vicco, Juan Magán, y el himno de las campeonas con Elena Farga, quienes compartieron escenario con el equipo. Misa emuló a Pepe Reina pidiendo al camarero "una de champiñones" y, mientras los móviles hacían fotos sin parar, las jugadoras se resistieron a terminar con una fiesta sin fin, como la repercusión del éxito femenino.