“Elordi nunca se rinde”. Aitor acaricia vidas extras en un permanente estado de resurrección. El mallabitarra, la mayor sorpresa de la pelota a mano profesional del último lustro, encontró la salida al complicado laberinto de Segunda, con un pie y medio fuera de la empresa, para acabar convirtiéndose en campeón del Parejas y el Manomanista de 2023 sin apenas haber tenido estelares fuera de los torneos individuales. Indestructible. Especialista en situaciones de riesgo. Artificiero paseando por el cable del funambulista. Su enésimo cara o cruz será este sábado en el Labrit ante Unai Laso. Se juegan el segundo puesto del Grupo B de la liguilla de cuartos de final del Cuatro y Medio en una moneda al aire. Todo o nada. Semifinal o desierto. No hay más vuelta de hoja. El otro billete es de Peio Etxeberria.
Después de un año agitado por la corona del mano a mano –muchos partidos, mucha exigencia, mucha ruido de fondo–, el verano supuso un golpe fuerte a sus intereses. No solo quedó fuera del Masters CaixaBank tras la apuesta de Aspe por Javier Zabala, sino que un accidente doméstico frenó su progresión para complicarle aún más las cosas. En ese magma, el acotado le llegó como una doble reválida: por estar su participación en el Parejas en entredicho y por la necesidad de recuperar sensaciones.
La fortuna le permitió verse cara a cara en octavos con su principal rival por entrar en el torneo de duetos, Zabala. Fue una masacre colorada (22-6). Ya en la liguilla, comenzó encajando un 10-22 ante Peio Etxeberria. Resucitó contra Jon Ander Peña con un 22-21 que se decidió en un suspiro. “He pasado por dos situaciones críticas, que en este caso me pueden ayudar de cierta manera. Laso, en cambio, está ante su primer momento decisivo del campeonato”, desbroza Elordi.
Cambio de dinámica
Ha cambiado su dinámica. “He pasado de una situación crítica a seguir con vida y depender de mí mismo. Así se te llena la mochila de la confianza. Si Unai me tiene que ganar, que sea por sus propios méritos”, reflexiona el vizcaino, quien analiza que “cuesta sacar los partidos. Hay veces que las cosas salen y otras que no. En mi caso, todo ha cambiado por un tanto que ha dado vida”. En la eliminación de Peña II hubo un viraje que benefició sus intereses. “No tengo que estar tan obsesionado con ir hacia delante. Estar en el tres y medio o el cuatro y tomarme las cosas con más tranquilidad. Ante Peña II anduve con esa mentalidad y me funcionó. Espero sentirme igual contra Laso y hacerle daño”, explica Elordi.
En cualquier caso, el saque es el principal ariete del mallabitarra. En tres partidos ha firmado 22 –once ante Zabala, tres ante Peio Etxeberria y ocho ante Peña II–. Es el mejor del torneo en estas lides. “Cuando saco bien y el material tiene brillo, hago mucho daño. El saque es vital para mi juego. Aunque pierda alguno porque tome riesgos, no me queda otra que seguir igual”, manifiesta. A la hora de restar, los números son parejos: Elordi ha encajado once y Laso nueve.