LA racha positiva del Surne Bilbao Basket volvió a quedarse en tres triunfos después de una derrota que dejó un poso de decepción en Miribilla, que la recibió como un jarro de agua fría porque el rendimiento del equipo no fue el esperado en una cita que había despertado ilusión por llegar a cotas inesperadas. El desengaño fue mayor porque los jugadores de Jaume Ponsarnau no pudieron dar continuidad a una buena puesta en escena. En los primeros movimientos en los quintetos el equipo local se debilitó mientras que el Obradoiro puso mucha dinamita en el campo con Bender y Robertson, sus dos mejores anotadores, y el partido dio un cambio total. Al descanso, los suplentes bilbainos habían aportado cuatro puntos y los compostelanos, veintiocho.
La defensa bilbaina se vio obligada a cubrir demasiados frentes y, pese a que Sulejmanovic cerró los espacios interiores, el perímetro quedó destapado. En el parcial de 0-11 que dio la vuelta al marcador, los gallegos anotaron tres triples, pero fueron los dos consecutivos de Vicedo, que no entraban en el guion, los que acabaron de descolocar a los hombres de negro, incapaces de cerrar su rebote con lo que concedieron nueve posesiones más a su rival. El Bilbao Basket pagó que el Obradoiro puso todo el empeño en desconectar a Hakanson, lo que logró con éxito porque llevó al sueco a la frustración al no concederle sus tiros habituales y puntearle en el límite de la falta los que pudo levantar. Smith tuvo que tirar del equipo durante casi todo el encuentro porque el juego colectivo no funcionó como otras veces.
En el otro lado, en cambio, la defensa del Bilbao Basket se encontró con un rival que buscó situaciones de uno contra uno con las que castigar los cambios defensivos en los finales de posesión. Los gallegos tiraron con mucho acierto en muchos tramos del choque, pero además estuvieron muy agresivos en el rebote ofensivo y rescataron posesiones añadidas que cuando los locales remaban para buscar la reacción fueron piedras que fueron cayendo en la mochila de los hombres de negro, a quienes no se les puede negar la actitud porque, con todos los errores que salpicaron su actuación, se pusieron por delante a seis minutos del final tras unos buenos minutos de Kyser y Reyes.
Cuestión de fiabilidad
En ese momento, entre la calidad del Obradoiro, personificada en dos tipos tan fiables como los hermanos Scrubb, y algunos errores bilbainos en defensa el partido quedó expuesto a la heroica tras un triple de Smith. El conjunto gallego no falló para mantener su renta desde el tiro libre, una distancia que también fue una tortura ayer domingo para el Bilbao Basket. En manos del estadounidense estuvo la posibilidad de mandar el partido a la prórroga, a una segunda oportunidad, pero el mejor anotador del bando local se lio y no encontró un tiro cómodo. La bocina dejó Miribilla helada, pensando en lo que pudo haber sido y no fue.
El resultado de ayer domingo no puede entenderse como un paso atrás porque el Bilbao Basket ya caminaba por encima de las expectativas. Pero, ahora que los hombres de negro y sus seguidores se permitían soñar en grande, quedó como ese caramelo que le arrancan a un niño cuando lo está disfrutando al máximo.