La nueva aventura gastronómica de los chefs Alberto Sánchez y Ander Seik llega envuelta bajo el sugerente nombre de Casa de Locos. El restaurante que abrirá sus puertas en el número 33 de la calle San Antonio, a mediados de marzo, no tiene ningún atisbo de enajenación, sino que nace como consecuencia de un largo periodo de reflexión sobre lo que necesita Vitoria-Gasteiz en el apartado de restauración.
Local de cocina creativa
"Aquí hay muy buenos cocineros y Vitoria necesitaba de un restaurante de cocina creativa, al estilo de los que ya hay en ciudades cercanas como Burgos, Donostia o Miranda de Ebro", sentencia Alberto Sánchez al encuadrar a su incipiente Casa de Locos como un destino dentro de esos restaurantes gastronómicos de cocina creativa.
A la hora de explicar esas dos etiquetas del nuevo local que aspira a asentarse entre los locales de referencia de la ciudad, Ander y Alberto coinciden en señalar a esos rasgos de creatividad de su propuesta culinaria como el gran elemento diferenciador.
"Un restaurante gastronómico no busca el reconocimiento de los grandes premios o distinciones, pero sí vamos a trabajar duro y esmerarnos en tratar a nuestros clientes como si estuvieran en un local con ese tipo de galardones en aspectos como la calidad del producto, la presentación o el servicio", coinciden en señalar los dos responsables de Casa de Locos.
Interior como un teatro
El local del número 33 de la calle San Antonio ya ha acogido en otras etapas diversas actividades hosteleras. Para esta nueva singladura de Casa de Locos al habitual lavado de cara cuando se produce un cambio de gerencia, se le ha unido, en este caso, una singular decoración que le llevará al comensal a pensar que accede a "un teatro, por la disposición de las mesas, la iluminación o la decoración de las paredes, que se asemeja mucho a las de ese tipo de espacios", apuntala Alberto.
También hacen extensiva a su futura y, a buen seguro, numerosa clientela que estén dispuestos a "poner de su parte" en el sentido de que se muestren receptivos y estén abiertos a las propuestas que se les van a presentar en la mesa.
Otra de las cuestiones recurrentes a las que deberán dar respuesta será el nombre elegido para el local: Casa de Locos. "Teníamos muy claro que era una cuestión muy importante y que marca el estilo. Solo con citarlo ya debes ser consciente de que no te vas a encontrar algo normal. Como la propuesta que presentamos no es un sitio más y llega para marcar diferencias", resume Alberto.
Un único menú degustación
Para seducir a la clientela van a centrar su oferta culinaria en ofrecer un "menú degustación que irá cambiando a menudo, en función del producto de temporada. En la base de ese menú van a colocar "ingredientes humildes" sobre los que elaborar después de la propuesta.
Otra de las singularidades es la amplitud de ese menu que contará con "entre 8 y 10 pases" y aquí apunta Alberto otra de las peculiaridades al evitar referirse a los platos y vincularlo a un término mucho más teatral de pase, acorde con el local y su ambientación.
La fase de pruebas está en recta final y, a modo de ejemplo, recita para DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, uno de esos pases con los que están trabajando. "Hemos trabajado un pase con la cebolla como ingrediente y que sea sorprendente", recalca.
El trabajo les ha llevado a diseñar una "cebolla a baja temperatura marcada con mantequilla artesana de oveja y una meniere de conejo al ajillo y como complemento un nouse de cebolla o foie", recita Alberto Sánchez.
Amplia trayectoria profesional en Vitoria
Alberto y Ander cuentan con una amplia trayectoria profesional en diversos restaurantes de Vitoria y por fin ha cruzado sus destinos para hacer el tipo de cocina en el que ambos disfrutan de su profesión. No es nueva esta vertiente para Alberto Sánchez que, en sus años al frente del Eskolaberri de la calle Manuel Iradier, ya se adentró en esta sende de restaurante gastronómico y cocina creativa.
"Me di cuenta de que cuanto más me radicalizaba, en ese sentido, mejor me funcionaba", sentencia. Considera que la mejor decisión ha sido "empezar desde cero con este nuevo restaurante y no evolucionar esa idea del Eskolaberri".
Quienes se sienten a la mesa de Casa de Locos se van a sorprender por lo reducido de un local con solo media docena de mesas y una capacidad máxima de 26 personas. "No es un modelo de negocio para hacerse rico, sino para trabajar con precios ajustados".
Eso también tiene reflejo en que el servicio lo van a prestar un total de cuatro personas, incluidas las de las cabezas rectoras del local y un par de encargados de servir la comida en las mesas.