Casi la mitad de los vascos, en concreto el 47 %, cree que la mascarilla debería seguir siendo obligatoria en exteriores durante al menos algunos meses y otro 10 % opina que solo debería eximirse de su uso a quienes estén vacunados, frente al 38 % que defiende su supresión general al aire libre.
Esta es una de las conclusiones del sociómetro sobre la pandemia y sus consecuencias elaborado por el Gobierno vasco entre los días 15 y 18 de junio, que también revela que un 3 % de la población no tiene intención de vacunarse y que otro 4 % aún no lo ha decidido.
Las personas ya vacunadas -ya sea con una o dos dosis- no parecen haber cambiado su comportamiento a pesar de estar inmunizados. Así, la mayoría no ha variado su movilidad (70 %), ni el número de personas con las que se reúne (74 %), la frecuencia con la que acude a bares o restaurantes (73 %) ni tampoco el uso de la mascarilla (84 %).
Sin embargo, la encuesta revela que un 34 % de los vascos siente que su situación emocional ha mejorado mucho o bastante tras la vacunación, un proceso (obtención de cita, puntualidad, la organización en el lugar) al que dan una nota de 8,7 sobre 10. Por su parte, la gestión de campaña de vacunación logra 7,3 puntos de la ciudadanía en general.
Preguntados por el cambio de hábitos tras el fin del estado de alarma, el 88 % de la población (tanto vacunados como no) dicen no haber cambiado su comportamiento con respecto a las restricciones e incluso un 6 % dice cumplirlas con mayor rigor, aunque la gente que admite haberse relajado alcanza ese mismo porcentaje.
La mayoría de la sociedad vasca opina que todavía se tardará en vivir de manera similar a antes de la pandemia: un 41 % cree que esto no ocurrirá hasta el año que viene y un 27 % opina que será en 2023 o más tarde. Solo un 13 % espera el regreso a la normalidad este mismo año y un 8 % cree que nunca se vivirá como antes.