Centenariazo, no el del Depor al Real. Centenariazo taurómaco en el Centenario de la Plaza de Toros de Pamplona. Extraordinaria y gran corrida. No se rememoró el sencillo acto de cohetes e izado de bandera de las 12 horas del 6 de julio de 1992. Por contra, se improvisó una nunca vista salida a hombros de Pablo, El Juli y Roca Rey. Amaya, Hemingway, Estafeta y Labrit a reventar. La foralada, a fondo. Olé. La corrida (¡por fin un cartelazo el día del patrón!) fue, espléndida. Y la guinda, un Morante de la Puebla en sazón y comprometido, que, por momentos, paralizó el tiempo en su faena ante el 5º, cuarto cuvillo de nombre Jarandero. Tarde de efeméride redondísima y de expectación: Tarde para el recuerdo y los anales de la vieja Iruña.
El Juli, con un lote con movilidad, aunque con peor ritmo y caras más sueltas, se aplicó en la eficacia y el mando. Mas no terminó de mimetizarse como suele con sus oponentes, ni se despatarró para crujir sus embestidas. No era fácil, tampoco, aunque lo intentó, templar al natural como lo hizo en el anterior ciclo isidril. Contundente más que preciso con la espada: Eso y su jaleo al personal elevó un tanto el blandir de pañuelos para cortar sendas orejas en su lote. ‘El Juli sabe y puede estar mejor’.
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El que terminó de añadir el -zo al Centenario fue Roca Rey. El peruano o topó con el mejor lote o convirtió su lote en el mejor lote. O, igual, las dos cosas. Y se llevó solo tres orejas porque pinchó en primera instancia, al séptimo cierraplaza, que atendió a Juguetón. Un toro que estará nominado para los premios. A su primero, un jabonero de nombre Rescoldito ya le cortó oreja y media con su inició de rodillas. Galopes largos, tremendos, y Roca citándole con su fajín.