Centenares de voluntarios egipcios se agolpan en el cruce de Rafah, que conecta la península del Sinaí egipcio con la Franja de Gaza, para entregar la ayuda humanitaria sin miedo a lo que les pueda pasar, pese a los bombardeos israelíes que han impactado en la parte palestina y han destrozado el paso.
"Estoy aquí para ayudar a entrar lo que llevamos a la parte palestina. Y no, no tengo miedo, estoy aquí y estaré aunque sea un mes, dos o tres. No daré marcha atrás sin que todo esto cruce", dijo Abdelrahman Farid Gomaa, un joven de 29 años procedente de Beir el Abd, en la provincia del norte del Sinaí, señalando los camiones de ayuda.
Gomaa lleva días junto a un centenar de voluntarios egipcios de diferentes ONG, que forman parte de la coalición humanitaria Alianza Nacional para el Desarrollo Civil, a la espera de poder entrar a Gaza a través del paso fronterizo de Rafah, el único que no está controlado por Israel.
El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció este miércoles que había acordado con Egipto e Israel que comience a entrar la ayuda, a más tardar mañana, viernes, algo a lo que hasta ahora se oponía el Estado judío como represalia por el brutal ataque del grupo islamista Hamás del 7 de octubre que dio comienzo a la actual guerra.
El Gobierno egipcio ha reiterado que el cruce está abierto por la parte egipcia, pero por el lado palestino está cerrado porque aún no cuenta con el permiso de Israel y porque el camino está destrozado debido a al menos cuatro bombardeos que ha lanzado el Estado judío desde el pasado 7 de octubre.
Incluso, el paso fue atacado por Israel cuando los obreros estaban trabajando para repararlo, lo que provocó que cuatro trabajadores egipcios resultaran heridos, reveló el ministro de Exteriores egipcio, Sameh Shukri.
"Entraremos hasta el fin del mundo"
Akram Mounir, de la ciudad egipcia de Al Mansura (norte), lleva ya una semana entre Al Arish, lugar designado para la descarga de ayuda humanitaria, y Al Rafah, con una de las ONG presentes en el cruce.
"He venido aquí para entrar para llevarles ayuda a nuestros hermanos palestinos. Esto muy entusiasmado por entrar lo antes posible", aseveró, y añadió que solo necesita que abran el paso para entrar "hasta el fin del mundo, no solamente Palestina".
Este miércoles, la coalición de ONG comenzó una sentada en el paso fronterizo en protesta por no permitir que entre la ayuda humanitaria al enclave e hicieron un rezo colectivo en duelo por el ataque del día anterior contra el hospital Al Ahli de la ciudad de Gaza, que provocó 471 muertos.
Centenares de miles de gazatíes que están evacuados en el sur de la Franja, donde los suministros de agua potable y comida escasean en medio de los intensos bombardeos israelíes, siguen esperando la ayuda en una guerra que ha dejado más 3.400 muertos en el enclave y unos 1.400 muertos de lado israelí.
Además de esa ayuda agolpada en el cruce, los aviones humanitarios continúan llegando al aeropuerto de Al Arish, el lugar designado por el Gobierno egipcio para recibir y descargar los contenedores para Gaza.
Los egipcios y su furia contra Israel
En Al Arish lleva días esperando la ayuda para el enclave de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras agencias de la ONU y organizaciones internacionales.
Desde que la coalición egipcia lanzó la semana pasada el llamamiento para reclutar voluntarios, centenares de egipcios se han apuntado para colaborar e ir a Rafah y entrar a Gaza, enfurecidos por lo que están sufriendo sus "hermanos de Gaza".
Los egipcios comenzaron a manifestarse este miércoles y se ha convocado otra gran protesta para el viernes, con el fin de rechazar el desplazamiento de los palestinos al Sinaí egipcio.
Sobre todo después de las declaraciones del presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, de este miércoles en las que rechazó por completo esa idea de desplazamiento ante el temor de que el Sinaí se convierta en un campo de operaciones militares entre las facciones palestinas e Israel, lo que provocaría que el Estado judío ataque el territorio egipcio.
También Al Sisi propuso que Israel envíe los palestinos al desierto de Negev, en el sur de Israel, y no al Sinaí, como dice que el Estado judío pretende hacer.