José María Segovia López Santa Cruz. Así es el nombre completo de la persona que esta tarde (19.00 horas) tratará de detener con sus guantes al Deportivo Alavés en la Albuera, donde los babazorros buscarán frente al Unami su pase para la segunda ronda de la Copa. A sus 24 años, este portero madrileño compagina el fútbol con los estudios, pero, pese a competir actualmente en la regional castellanoleonesa, Chema –así le llaman sus compañeros– llegó a compartir ciudad deportiva con el actual guardameta del Glorioso. Sí, con Fernando Pacheco.
"Estuve cuatro años en la cantera del Real Madrid y, mientras yo entrenaba con el alevín, Pacheco lo hacía con el cadete. Me parece un grandísimo portero y me encantaría tener su camiseta, pero sé que no jugará y, por tanto, se la pediré a quien salga de titular. Eso sí, le diré que yo no le puedo dar la mía. No porque no quiera, sino porque no tengo más", explica, acompañando la última frase con una carcajada, el arquero del rival albiazul.
Para Chema y su club, la visita del Alavés es una ocasión única de disfrutar del fútbol de Primera División. No obstante, también es un reto. Sobre todo para él, pues será a quien enfoquen las cámaras en cada remate de los pupilos de Javi Calleja. "De momento, no estoy nervioso. Sin embargo, sé que, según se acerque la hora del choque, esa sensación de agitación irá llegando", admite.
Ahora bien, el número de zapatazos y testarazos que pueden llegar a su portería no le asusta. Más bien, todo lo contrario. "Sinceramente, prefiero los encuentros en los que tengo que intervenir mucho. Luego, claro está, lo ideal es parar todo en esos partidos con muchos tiros, pero no me gusta nada la sensación con la que me quedo cuando solo me llegan una vez en 90 minutos y, encima, me marcan. ", confiesa.
Las opciones del Unami, según comenta el propio guardameta madrileño, pasan por que el duelo "dura 90 minutos" y el fútbol es un deporte en el que "puede suceder cualquier cosa". Sin olvidar, además, que existen precedentes de sorpresas del mismo calibre. "Entre risas, te diría que me van a meter cinco, pero, sobre el césped, mi mentalidad será muy diferente. Soy una persona muy competitiva y voy a hacer todo lo posible, al igual que mis compañeros, para detener al Alavés", añade.
Asimismo, Chema se define a sí mismo como un portero "rápido" y "bueno" en los uno contra uno; y, por otro lado, quiere aprovechar la visita del Glorioso para ver cuál es su nivel. "No soy muy alto, mido 1, 77 metros, pero intento sacar provecho de mi velocidad. ¿Mis puntos débiles? Todo el mundo se los puede imaginar. Aunque no me supone un problema salir por alto, sí que prefiero esperar en la línea y tratar de rechazar el remate", indica.
Bien acompañado
Lo que está claro, pase lo que pase durante el partido, es que el de hoy será un día que Chema no olvidará, pues, si enfrentarse a un equipo de Primera División ya es algo único de por sí, hacerlo rodeado de tus seres queridos lo convierte en una experiencia mucho más gratificante. "Mi familia estará en la Albuera, sí. Luego, varios amigos me han dicho que se han suscrito a DAZN, aunque, si no pasamos, supongo que se darán de baja", afirma.
Por último, el guardameta del Unami admite que no han tenido demasiado tiempo para preparar la eliminatoria y, además, habla sobre una posible tanda de penaltis: "La ensayamos antes de enfrentarnos al Aldeano en la fase anterior, pero esta vez no hemos podido hacerlo. En el último entrenamiento nos centramos en el compromiso del sábado y el de hoy –en referencia ayer– es la única sesión previa al choque de Copa y dudo que sea demasiado exigente".