En momentos de estrés o ansiedad solemos comer todo lo que tengamos a nuestro alcance, no importa si estamos llenos, aún así lo hacemos. Por ejemplo, en época de exámenes, el chicle sin azúcar es un alimento común que guardamos en nuestros bolsos o en los escritorios porque ayudan a reducir el estrés o la ansiedad y no engordan tanto como un chicle con azúcar o unos fritos para comer entre horas.
Por eso, el chicle sin azúcar es un producto que no pasa de moda. Dado a su alta popularidad, un estudio de la Facultad de Odontología de Ciencia Oral y Craneofacial del King´s Collage de Londres, afirma que el chicle sin azúcar tiene muchos beneficios y es un consumo no moderado para nuestra salud.
Pero esto no quiere decir que podemos excedernos con su consumo, igualmente hay que controlarlo porque nos puede hacer daño en las encías y provocan irritación digestiva y gases. Sin embargo, el estudio declara que las personas que mastican chicle sin azúcar desarrollan un 28% menos caries porque empiezan a segregar saliva, sobre todo después de las comidas azucaradas porque las gomas de mascar están compuestos por sorbitol y xilitol, dos sustancias que ayudan a retirar los restos de alimentos de los dientes.
Así, podemos mantener la boca limpia y evitar la aparición de las caries. A su vez, el chicle sin azúcar refresca el aliento durante veinte minutos y sirve de complemento al cepillado dental, llegando a zonas de la boca que a menudo no se alcanzan en una limpieza habitual. No obstante, el chicle sin azúcar no reemplaza al cepillo de dientes y el uso del hilo dental, solo es un complemento adicional para mantener una sonrisa saludable.
El chicle sin azúcar también ayuda a desinflamar las encías, ya que se estimula la circulación sanguínea de la zona promoviendo la producción de la saliva, lo cual contribuye a reducir la inflamación de las encías. Supone un gran aliado para no rechinar los dientes. También reduce el estrés y la ansiedad hasta un 17%. De hecho, durante la Segunda Guerra Mundial el ejército norteamericano daba a sus tropas goma de mascar para calmar los nervios, generando así mejores resultados en las batallas.
Los orígenes del chicle se remontan a los imperios aztecas y mayas, quienes los consumían para limpiar sus dientes para no ingerir comidas. Igualmente, el chicle fue creado por el general y presidente mexicano Antonio López De Santa Anna y Thomas Adams, quienes pusieron en marcha una fábrica para desarrollar la goma que sirviera para hacer juguetes. La invención resultó inútil, pero Adams empezó a desarrollar un poco de esta goma en la boca y se dio cuenta de que se podía mascar que se comercializó bajo la marca Adams New York Chewing Gum.
Por tanto, el chicle sin azúcar es un recurso tan popular hoy en día que hay que tener cuidado con su excesivo consumo y, con una buena moderación podemos ingerirlo sin perjudicar nuestra salud.