Si algún día este periódico se anima a organizar una carrera ciclista, ojalá le vayan las cosas una décima parte de bien que a Le Dauphiné Libéré. El diario de la región francesa del Delfinado, en la zona de los Alpes, promovió en 1974 una prueba a la que dio nombre y que adquirió un gran prestigio con el paso de los años. Supongo que mantener la cita en el calendario costaría su dinero, aportado por la cabecera a modo de inversión publicitaria. Pero hete aquí que, de repente, en 2009 sucedió lo que no suele: desapareció todo lo malo (el gasto económico de la competición) y se mantuvo lo bueno (la visibilidad de la cabecera). ¿Qué ocurrió exactamente? ASO, la entidad promotora del Tour de Francia, compró la carrera. Esta pasó a denominarse Critérium du Dauphiné. Pero han transcurrido trece años y el mundillo de las dos ruedas sigue refiriéndose a la exigente ronda por etapas como a Le Dauphiné Libéré. Una rapidísima consulta a Google confirma que el diario sobrevive, que sigue existiendo, versión en papel incluida. Cada mes de junio le hacemos entre todos publicidad gratuita. Que les aproveche.
ANTESALA Historietas al margen, la prueba gala arranca este domingo con el aroma que le caracteriza: cuando empieza el Dauphiné, ya huele a Tour de Francia. Otra cosa son ya las conclusiones que se puedan sacar de cara a la Grande Boucle, últimamente más bien pocas, por una cuestión de participación. A Tadej Pogacar le fue bien el año pasado saltándose la carrera, también Suiza, y preparándose en el modesto Tour de Eslovenia. Repite plan en 2022, así que buena parte de las preguntas que nos haremos la semana que viene ante el televisor tendrán que ver con el Jumbo Visma. Acude con toda la armada, incluido un Primoz Roglic cuya incógnita podremos empezar a despejar.
DUELO ESLOVENO No es poca cosa. Al fin y al cabo, el Tour se espera en clave de duelo esloveno, y el ganador de las dos últimas ediciones apenas ofrece dudas respecto a su futuro rendimiento: Pogacar es un seguro de vida. Roglic, mientras, añadió un asterisco bien grande a su candidatura al amarillo de París durante la pasada Itzulia, su última aparición con un dorsal a la espalda. Empezó bien, penó luego de camino a Mallabia y terminó preparando el terreno en Arrate para su compañero Vingegaard. Algo pasaba. Apenas un par de días después de la carrera, supimos que arrastraba una dolencia de rodilla que, sin ser incapacitante al 100%, sí mermó su rendimiento. Primoz no pudo retomar los entrenamientos con total normalidad hasta mediados de mayo. "La lesión ha durado más de lo que esperaba. Pensé que se me pasaría después de unos días de descanso, pero cuando volví a entrenar noté que el dolor empeoraba", declararía ya plenamente recuperado. A partir del domingo podremos ver cómo marcha su rehabilitación.
FACTOR BORA, FACTOR VLASOV Puestos a hablar del Tour, que no del Dauphiné, procede aquí completar la transición entre el Giro y la grande francesa atando algunos cabos. El ruso Aleksandr Vlasov ha sido hasta la fecha uno de los mejores ciclistas de la temporada, igual que su equipo, el Bora, ha mostrado lo propio en cuanto a escuadras. De momento ya se han llevado la maglia rosa con Jai Hindley. Y debemos tenerles en cuenta como alternativa veraniega a Ineos y al propio Jumbo Visma. No veo al amigo Aleksandr batiendo a Pogacar en el cuerpo a cuerpo, pero sí adelantándose al resto en la batalla por el segundo escalón. Se trata de rendir, de estar ahí y de esperar, porque nunca se sabe qué sorpresas te puede deparar el ciclismo.
Hindley visita Ghisallo en modo turista
Neil Stephens explicaba el martes en este periódico que su compatriota Jai Hindley es un tipo "sencillo, humilde y trabajador". Parece que tenía razón. El miércoles, solo tres días después de ganar el Giro, el corredor australiano aprovechó su estancia en el lago de Como, de vacaciones con su novia, para visitar el museo de Ghisallo, lugar ciclista de culto en Italia. Acudió de incógnito, sin llamar la atención ni avisar a los medios, pagando los doce euros de entrada (seis por cabeza). Cuando llegó a la sala reservada a las maglias rosas, decidió salir un momento a la calle, coger una suya del coche y donarla para que figurara allí. Al verle con el preciado maillot, muchos de los presentes ataron cabos, le reconocieron e iniciaron una ronda de fotos que trascendió a las redes sociales. De lo contrario, no nos habríamos enterado.
El 'palo' de Lefevère a la organización de la Itzulia
Patrick Lefevère, el controvertido patrón del Quick-Step, escribe en el diario belga Het Nieuwsblad una columna semanal con la que se suele quedar a gusto. Dedicó buena parte de la última a desmentir que Evenepoel ha corrido la Vuelta a Noruega a cambio de un dinero extra de los organizadores, introduciéndose así en un tema que al parecer vive horas bajas: los cachés económicos de los equipos cuando acuden a una prueba. Lefevère estima que las carreras utilizan la crisis del covid como excusa para no pagar a las escuadras "una tarifa de salida". Y carga contra la Itzulia. "Fuimos con Alaphilippe y Evenepoel, existiendo una regla no escrita por la que llevar al campeón del mundo te supone una suma adicional. En el País Vasco no lo estimaron así y estuve a punto de enviar allí una alineación de mierda".