La irrupción de Pogacar y Roglic obligó a reinventarse a la escuadra británica, que ha mutado con brillantez
Durante ocho años, casi una década, entre 2012 y 2019, el Ineos (antiguo Sky) tuvo siempre en sus filas al gran favorito para ganar el Tour, así que los británicos se acostumbraron a correr en consecuencia. A lo largo de la mencionada era dorada, vistieron de amarillo en París a Bradley Wiggins, Chris Froome, Geraint Thomas y Egan Bernal con el único paréntesis de 2014, edición cuya dantesca etapa de adoquines eliminó al propio Froome y lanzó a Vincenzo Nibali hacia la gloria. No queda ahí la cosa, pues el actual ciclista del Israel Premier Tech añadió también Giros (2018) y Vueltas (2011 y 2017) a su palmarés, completando un dominio trasladado a lo colectivo y que terminó generando cierta antipatía en el aficionado. Sabedor de que en sus filas militaba el corredor más fuerte, el equipo recurría por sistema a la bloqueadora táctica del trenecito, en detrimento del espectáculo.
otros derroches
Hoy es el día en que las tornas han cambiado por completo, cuando no han transcurrido ni tres años desde que el mencionado Tour de Bernal cerrara semejante época de tiranía en la Grande Boucle. Los Grenadiers ya no viven obsesionados con Francia y el mes de julio. Carrera a la que van, carrera en la que compiten. Y buscan la victoria, además, desde derroches de muy distinta naturaleza a los que ponían en práctica hasta hace nada. Su espíritu es muchísimo más ofensivo, incluso cuando no tienen las de ganar. El miércoles en la Flecha Valona no se escondieron, apostando por un Daniel Felipe Martínez que no era precisamente el favorito. El colombiano venía de salir vencedor de los fuegos artificiales de la Itzulia, como su compañero Van Baarle se había adjudicado una París-Roubaix de locos, Kwiatkowski la Amstel o el jovencísimo Magnus Sheffield la Flecha Brabanzona. Ha dado gusto verlos a todos.
inflexión en 2020
¿Pero a qué se debe semejante cambio de actitud? Han vendido desde las entrañas del equipo que la clave estuvo en el Giro de Italia de 2020, el que se celebró en octubre y que el propio Ineos se llevó a través de Tao Geoghegan Hart. El londinense ganó corriendo al ataque, lo que según los responsables de la escuadra provocó una especie de cambio de filosofía, pero la explicación no termina de colar. La verdadera parece residir, más que en aquel Giro, en el Tour de Francia disputado un mes antes: las carreteras galas habían escenificado que, por primera vez en muchísimo tiempo, los vueltómanos más fuertes ya no militaban en el conjunto británico. Roglic y sobre todo Pogacar llegaban para quedarse. Y a los demás les tocaba reinventarse.
18 victorias
Dice el refrán empresarial que, en épocas de crisis, se multiplican las oportunidades. El Ineos lo ha aprovechado a la perfección. Y eso que de momento sufre la baja del mismo Bernal, exponente de la nueva versión del equipo en 2021, cuando se adjudicó el Giro y lanzó un ataque memorable en la Vuelta a España de camino a Covadonga. El conjunto patroneado por Sir Dave Brailsford estaba acostumbrado a plantarse en la última semana de abril sin apenas éxitos en su casillero, pero también sin inmutarse: lo importante venía después, en verano principalmente. Mientras, el cambio de panorama sitúa este año a los británicos con 18 victorias en apenas tres meses de temporada. Más allá de las cifras queda, en cualquier caso, la fórmula utilizada para alcanzarlas. Cuando el espectador sigue una prueba desde el sofá y ve moverse a un ejército de moscardones negros, ya no siente que ha llegado el momento de echarse la siesta. Todo lo contrario.
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