Una de las fronteras naturales de los territorios históricos de Navarra y Álava es la sierra de Codés. Considerada como la extensión de la sierra de Toloño a ella vamos a ascender por medio de un bosque para pasar a un cordal expuesto y con bastante piedra
DATOS PRINCIPALES
· Kilómetros: 12,60 km
· Desnivel positivo: 846+
· Duración: corriendo 2:00h / Caminar - correr: 2:30h / Senderismo 3:20h
LLEGADA AL PUNTO DE PARTIDA
· Desde Pamplona, saliendo por la parte suroeste de la ciudad accedemos hasta la A-12 dirección Logroño. La abandonamos en la salida 44 para tomar la NA-132A sentido Vitoria. En Campezo tras pasar el pueblo cogemos la A-126 hasta Genevilla.
· Desde Vitoria, salimos por la parte este de la ciudad para coger la A-132 que nos lleva directamente hasta Santa Cruz de Campezo. Allí a través de la A-126 llegamos a nuestro punto de partida.
· Desde Bilbao, saliendo por la parte sur por medio de la AP-68 y después por la N-622 llegamos a las cercanías de Vitoria. Tomamos la N-1 sentido Irún para dejarla en la salida 357. Así por la A-2134 cogemos en Illaratza la A-4107 que nos deja ya en la A-132 donde seguimos las indicaciones del punto anterior.
· Desde Donostia tomamos la N-1 sentido Madrid hasta Salvatierra. Allí llegamos a Guereñu, donde la A-3114 nos deja en Maeztu. En ese punto cogemos la A-132 para seguir los pasos anteriormente citados.
DESCRIPCIÓN
Genevilla es un pequeño núcleo urbano navarro casi en la frontera con Álava. Le separan tan solo cuatro kilómetros de dicha provincia, pero creo que tiene la subida más bonita para disfrutar de toda la cresta occidental de la sierra de Codés. Ya situados en el pueblo, justo delante de nuestros ojos se alza imponente la sierra. No parece que vaya a haber camino que nos conduzca hasta arriba, pero sorprendentemente sí lo hay y bastante más directo de lo esperado.
Tras girar a la derecha en una balsa en la parte alta del pueblo comienza la exigente subida hasta el puerto de Unaxuri. Aunque es cierto que la subida es dura, es preciosa. A las angostas medidas que va presentando el sendero, se le une el verde del musgo de las piedras que le aporta color y los árboles que nos cobijan del viento y del sol van abrazando nuestra ascensión. Resulta curioso ver la cantidad de indicaciones con carteles haciendo referencia a la palabra despegue.
Seguimos subiendo y pronto encontramos el significado de ello. Junto a la palabra en algunos de los carteles aparece un dibujo de un parapente. Esto es porque justo en lo alto, a la derecha del collado Unaxuri, el cual se alcanza tras atravesar un precioso bosque, se sitúa la cima de Peña Txikita, y este es el lugar donde mucha gente aficionada a este deporte del parapente sube con sus pesados equipos para despegar desde esta modesta cima y disfrutar de toda la sierra de Codés e incluso de la cercana peña de Castillo de la Población.
Nosotros en nuestra ruta de hoy no nos acercamos a esta cima, sino que giramos a la izquierda con la vista puesta en la mole rocosa que se pone delante de nosotros. Es Grudo y su dura ladera nos aguarda desafiante.
CONSEJOS PARA REALIZAR ESTA RUTA
Hidratación. Pocas fuentes tenemos disponibles en esta ruta. Además, toda la cresta esta sin protección de árboles, por lo que, si ya de por si habrá que llevar buenas reservas, en época de calor todavía mas.
Calzado. Importante un calzado que agarre bien en roca ya que la mayor parte del recorrido estará presente bajo nuestros pies.
Dificultad. Moderada sobre todo por el desnivel y un par de subidas muy exigentes, por lo demás, sencilla de seguir y no excesivamente larga.
Previamente, antes de ascender a una cota intermedia como es Peña Humada, nos quedamos un rato deleitándonos con el paisaje que, por lo menos hoy, nos regala la montaña. A la derecha de Grudo se sitúa el valle de los Penitentes, que es el nombre que reciben las espectaculares agujas de piedra; las más conocidas son las dos primeras llamadas Las Hermanas, que forman parte de la parte baja de la cresta de la sierra. Destacar que en estas paredes rocosas habitan buitres leonados, halcones peregrinos, alimoches entre otros.
Tras pasar por una pedrera, dura por el terreno y complicada por el desnivel, coronamos Peña Humada (1.155 m). En este caso las vistas son a nuestro punto de partida, Genevilla, con Campezo a su derecha. Podemos contemplar otro monte, que apuntamos para otra salida, como es La Muela.
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Última subida
Seguimos, ahora sí, tras destrepar unos metros con nuestro punto de mira en la pared de Grudo. Poco a poco nos acercamos al comienzo de la subida, si bien, realmente, durante toda la aproximación estamos ganando altitud. Al final, en la base de este monte observamos el reto que tenemos enfrente. Tan solo nos separan 330 metros de su buzón cimero, pero son en forma de pendiente extrema de casi el 40% de desnivel. Incluso hay momentos en los que tenemos que echar mano a tierra para mantener la verticalidad.
A pesar de todo en unos diez minutos estamos en la cumbre. De nuevo aparece el valle de los Penitentes e incluso podemos observar el Santuario de Codés justo debajo nuestra. Partimos de Grudo (1.363 m) que realmente es la ante cima de nuestro plato fuerte del día, que no es otro que la cima de Ioar (1.417 m).
Una vez llegados a la cima nos quedamos con la parte donde se encuentra la cruz de hierro y el buzón. Se trata de un buen lugar donde reponer fuerzas para la bajada. Además, más adelante están las grandes antenas que afean bastante el resto de la cumbre.
Justo al salir a la pista, enfrente, parte un sendero, a veces difuso por las hojas y las ramas en el suelo, que comienza a descender desde la cima. Resulta chocante como cambia el terreno. Arrancamos ruta por un sendero bajo vegetación frondosa, lo continuamos por una zona despejada donde las piedras eran mayoría y lo proseguimos atravesando un hayedo donde todavía vemos restos de algún nevero de las recientes nevadas. La bajada es rápida y, al final, hasta el collado de la Llana, salimos a terreno abierto. En el collado aparece un poste con varias indicaciones, bien para ir al Santuario, bien para proseguir por la cresta en dirección a Costalera, u otra opción, que es por la que optamos, de descenso hacia Santa Cruz de Campezo.
Poco a poco, de manera más suave perdemos altitud y tras un par de kilómetros por la pista, en una curva cerrada continuamos recto para ir hacia Genevilla. El terreno vuelve a cambiar de nuevo. Pasamos de transitar al abrigo de la sierra para sumergirnos en otro hayedo precioso por el cual terminamos de descender hasta el lugar de origen la excursión de hoy.
Sin duda una ruta impresionante. Tan solo han sido doce kilómetros, pero el desnivel, el terreno, el tiempo que se puede estar contemplando la diversidad de los paisajes, hace de esta una salida larga en la cual invertiremos unas cuantas horas. Aun así, tan solo hemos descubierto una parte de la Sierra de Codés. Dejamos la senda de Dormida, la Cogolla, la Plana y Costalera para una posterior ruta.
PLANES ALTERNATIVOS
A continuación, un par de planes extras con los que completar nuestra jornada de monte:
· Descubrir Santa Cruz de Campezo: a escasos 4 kilómetros se encuentra esta preciosa población alavesa. Para empezar un paseo por sus empinadas calles donde sus edificaciones lucen arcos de medio punto, blasones y escudos. Merece destacar la plaza donde luce majestuosa una fuente octogonal cerrada por ocho poyetes con cadenas, la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, templo gótico y como no, situado en lo alto, el Santuario de Nuestra Señora de Ibernalo. Ya saliendo del pueblo tenemos variadas rutas como la senda de la Torca, de los Lobos y la espectacular Senda de la Dormida.
· Visita el poblado de la Hoya: a una escasa media hora en coche, en las cercanías de Laguardia, se encuentra el poblado de la Hoya. Es uno de los yacimientos más importantes de Euskadi que muestra los modos de vida y organización de las gentes que poblaron el lugar entre el 1200 a. C. y el 250 a. C. La visita permite apreciar el urbanismo del antiguo pueblo, con calles, plazas y manzanas de casa, y profundizar en la materia a través de la exposición del centro de interpretación contiguo. Allí se puede ver una maqueta del poblado en la II Edad de Hierro y la reproducción a tamaño real de una de sus viviendas con las diferentes estancias y los objetos encontrados en ellas.
Tanto en Campezo como por supuesto en Laguardia podremos disfrutar de una excelente oferta gastronómica.