Si eres de los que todavía no se han decidido por un destino concreto para escaparse un fin de semana, aquí te dejamos algunas recomendaciones. Podrás comprobar de primera mano que no es necesario salir de la comunidad autónoma para poder disfrutar de auténticos tesoros:
Elantxobe, Bizkaia
Es buena ocasión para acercarte hasta este tramo de la costa bizkaína. Eso sí, te aconsejamos de antemano que lleves calzado cómodo para subir las cuestas empinadas de esta localidad y deambular por sus estrechas callejuelas.
El núcleo urbano de este pueblo marinero tiene una estructura de lo más pintoresca, ya que las casas se emplazan en la ladera del Cabo Ogoño, entre acantilados y naturaleza.
En la parte más alta hay unos miradores desde los que obtener vistas panorámicas del paisaje y del mar Cantábrico. También podrás detenerte en la Iglesia de San Nicolás de Bari, construcción englobada en el patrimonio histórico de Elantxobe.
En la parte baja se concentra la zona de ocio y hostelería: el puerto, los bares, restaurantes, etc.
A falta de playa, durante los meses más cálidos es habitual toparse con visitantes bañándose en las piscinas naturales protegidas por el primer rompeolas, ubicado en el acceso al puerto.
Aparte, no olvides fijarte en unas marcas circulares que hay en el suelo de la plaza. Se trata de una plataforma giratoria que permite que los autobuses den la vuelta.
De lo contrario, sería imposible realizar este movimiento por falta de espacio. Si tienes suerte y coincides a la misma hora que el autobús entra en el pueblo, podrás ser testigo del funcionamiento de este curioso sistema.
Elorrio, Bizkaia
En medio del valle del Duranguesado se enmarca este rincón, apodado como 'la Villa de los escudos heráldicos'. En él se alberga una de las colecciones heráldicas más fascinantes de Euskadi: casi setenta escudos adornan las fachadas de los palacios y casas nobles.
Si quieres viajar en el tiempo hasta la época medieval, solo tienes que conocer su patrimonio cultural y sus leyendas.
Elorrio recibió el título de Conjunto Monumental Histórico Artístico en 1964, y fue el primer municipio en obtener este reconocimiento en todo el territorio bizkaino. No te será difícil averiguar el porqué.
La villa reúne más de 50 palacios, casas solariegas de piedra, casas blasonadas, torres y cruces multifunciones, entre otros monumentos.
La puerta de Don Tello es una de las dos puertas que siguen en pie de lo que en su día fue una muralla defensiva.
Su plaza principal fue bautizada como Gernikako Arbola, y en ella se levanta el ayuntamiento (año 1773), la Basílica de la Purísica Concepción y el Palacio Igartza, cuya galería de madera es digna de ver.
A menos de dos kilómetros podrás visitar la Necrópolis de Argiñeta, un conjunto de sepulturas y estelas funerarias que se agrupan junto a la ermita de San Adrián.
Oñati, Gipuzkoa
Comarca de Debagoiena al sudoeste de Gipuzkoa. En uno de sus accesos principales se encuentra la Universidad Sancti Spiritus, símbolo de la arquitectura civil del renacimiento vasco.
Fue fundada en el año 1548 por Rodrigo Mercado de Zuazola,y durante tres siglos acogió estudios de Derecho, Medicina, Filosofía, Teología y Letras.
Sin duda, es una parada obligatoria para todo el que se acerque a Oñati. De su interior destacan el claustro, el artesonado mudéjar y el retablo plateresco de la capilla, tallado por el escultor francés Pierres Picart.
El municipio está formado por 16 barrios, y el más popular de ellos es Arantzazu, a nueve kilómetros del casco urbano. En él se ubica uno de los principales atractivos turísticos de este destino: el Santuario de Arantzazu.
Rodeado de montañas y vegetación, fue levantado en la década de los 50 sobre un precipicio, y cuenta con una fachada que quita el hipo.
Otros posibles sitios de interés para los visitantes: la iglesia parroquial de San Miguel, el monasterio de Bidaurreta, la Plaza de los Fueros y la Plaza de Santa Marina, en cuyo entorno podrás admirar tres grandes palacios dieciochescos (Casa Madinabeitia, Antia y Baruena).
Zumaia, Gipuzkoa
Este paraje alberga uno de los fenómenos geológicos más asombrosos y extraños: el 'flysch', parte del Geoparque de la Costa Vasca declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en el año 2015. Sin embargo, la localidad gipuzkoana tiene varias razones para ser considerada un filón para el turismo. ¡Te las desvelamos!
Puedes empezar tu visita desde el casco histórico que aún conserva su trazado medieval. Uno de los edificios más renombrables es la parroquia de San Pedro, iglesia gótica del siglo XIII que se asemeja más bien a una fortaleza.
Al salir del templo tienes la opción de acercarte a la Plaza de San Juan Iturri: su fuente se popularizó tras aparecer en una escena del taquillazo "Ocho apellidos vascos".
Si continúas recorriendo las calles del centro histórico, te toparás con los Palacios Ubillos y Zumaia, así como las casas Olazábal y Goikotorre.
La playa más próxima al casco histórico es la de Itzurun, abierta al mar y presidida por la ermita de San Telmo, colgada del acantilado. (De nuevo, otra localización clave de la misma película).
Eltziego, Araba
La Rioja Alavesa es, indiscutiblemente, uno de los enclaves más importantes del enoturismo, aunque tiene mucho más que ofrecer.
Déjate encandilar por su centro histórico y su plaza Mayor, la ermita de Nuestra Señora de la Plaza, la iglesia de San Andrés, las casas palacio que aún conservan el aspecto del siglo XVII y exhiben majestuosos escudos nobiliarios en sus fachadas ... y mucho más.
Algunos de los elementos que más llaman la atención en este paisaje son las Bodegas Marqués de Riscal, un hotel diseñado por el célebre arquitecto canadiese, Frank Gehry. Este nombre y estilo te resultarán familiares, puesto que es la misma persona a la que se le atribuye el diseño del Museo Guggenheim de Bilbao, en Bizkaia.
Asimismo, si te apetece tener una vista completa del pueblo, te aconsejamos que te pases por el mirador que se encuentra junto a la ermita de San Roque.