En invierno o verano, la piel necesita atención constante. Así lo afirman Leire Azkona, farmacéutica y miembro del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Bizkaia, y Juan del Arco, doctor en Farmacia, quienes en la sección semanal Farmacia al Día de Onda Vasca, han desmitificado los cuidados necesarios para mantener una piel saludable. Con una mezcla de consejos prácticos y explicaciones científicas, ambos profesionales insisten en que una piel bien cuidada es el reflejo de un estilo de vida saludable.
"El cuidado de la piel no depende de modas ni estaciones; es un compromiso con tu salud", asegura Azkona, destacando la importancia de entender las diferencias entre piel seca y piel deshidratada. Aunque a menudo se confunden, la piel seca carece de lípidos esenciales, mientras que la deshidratada presenta una deficiencia de agua. Sin embargo, ambas pueden coexistir y presentan síntomas similares, como tirantez, opacidad y sensación de incomodidad.
El ritual básico: limpiar, hidratar y proteger
Una rutina efectiva comienza con una limpieza adecuada. "Es esencial limpiar la piel mañana y noche, incluso si no llevas maquillaje", afirma Juan del Arco. Durante el día, la piel acumula partículas de polución, restos de productos y metales pesados presentes en el ambiente que pueden obstruir los poros y acelerar el envejecimiento. Para este paso, los expertos recomiendan usar limpiadores suaves que respeten el equilibrio natural de la piel, evitando tensioactivos agresivos que eliminen los lípidos necesarios.
Tras la limpieza, la hidratación se adapta al tipo de piel. En el caso de pieles secas, Azkona sugiere optar por productos enriquecidos con ceramidas y aceites vegetales como el de aguacate o argán, que aportan lípidos y vitaminas antioxidantes. Para las pieles deshidratadas, los humectantes como el ácido hialurónico o el aloe vera ayudan a retener el agua en las capas superficiales.
El tercer paso, imprescindible en cualquier rutina, es el protector solar. "Si solo puedes usar un cosmético, que sea un protector solar de amplio espectro", recalca Azkona. Aunque se asocia principalmente al verano, el sol también afecta a la piel en invierno, incluso en días nublados. Protegerse de los rayos ultravioleta no solo previene el envejecimiento prematuro, sino también problemas graves como el cáncer de piel.
Diagnóstico: la clave de una rutina personalizada
"No todas las pieles son iguales, y usar productos sin asesoramiento puede empeorar los problemas", advierte del Arco. Por ello, subraya la importancia de un diagnóstico profesional, ya sea a través de un dermoanálisis en la farmacia o mediante la evaluación de un experto. Esta herramienta permite medir con precisión los niveles de agua y lípidos en la piel, detectando posibles carencias y ayudando a seleccionar los productos más adecuados.
Además, el diagnóstico ayuda a evitar errores comunes, como usar productos que no se ajustan a las necesidades de la piel. "Muchas personas piensan que su piel es grasa porque tienen granos, cuando en realidad pueden tener una piel seca que carece de lípidos", explica Azkona.
Antioxidantes y el exposoma
Para combatir los efectos del envejecimiento, Azkona enfatiza el uso de antioxidantes por la mañana. "Envejecemos porque nos oxidamos. Factores como la polución, el estrés y los rayos UV generan radicales libres que debemos neutralizar", señala. Productos con vitamina C, niacinamida o ácido pantoténico son aliados en la lucha contra estos efectos.
Estos consejos están directamente relacionados con los siete factores del exposoma, un concepto que reúne las principales influencias externas que afectan la piel: alimentación, estrés, sueño, ejercicio, exposición solar, polución y consumo de tabaco. "No vale solo con una crema; el cuidado de la piel es integral", insiste Azkona.
El enfoque holístico del cuidado de la piel
Más allá de los cosméticos, los expertos destacan la conexión entre la piel, el estado emocional y la salud intestinal. "Alteraciones cutáneas como el acné o la dermatitis pueden estar relacionadas con problemas intestinales o altos niveles de estrés", afirma del Arco. Una piel saludable, aseguran, refleja un equilibrio interno.
Por ello, recomiendan adoptar hábitos saludables como dormir al menos siete horas al día, llevar una dieta rica en antioxidantes y grasas saludables (como las presentes en el pescado o frutos secos), evitar el tabaco y mantener una hidratación adecuada. También sugieren controlar los niveles de estrés mediante técnicas de relajación o ejercicio físico, ya que el estado emocional influye directamente en la calidad de la piel.
La tendencia hacia la cosmética natural y personalizada
La cosmética evoluciona constantemente hacia opciones más naturales y adaptadas a cada tipo de piel. Ingredientes como el aceite de oliva, el aloe vera y las ceramidas, que forman parte de nuestra propia piel, son cada vez más comunes en los productos cosméticos. Sin embargo, no todo lo natural es necesariamente mejor. "La clave está en la calidad de los ingredientes y en la formulación del producto", aclara del Arco.
Finalmente, ambos expertos coinciden en que, más allá de las modas, lo importante es conocer las necesidades específicas de cada piel. "Acude a un profesional que te guíe; conocer tu piel es el primer paso para cuidarla bien", concluye del Arco.
Con estos consejos, el cuidado de la piel se convierte en una tarea menos abrumadora y más efectiva, poniendo en manos de los usuarios herramientas basadas en ciencia y experiencia. Una piel sana, como destacan Azkona y del Arco, no es solo cuestión de estética, sino de bienestar integral.