Navarra

Clemente y el rincón de las cosas pequeñas

A sus 89 años, pasa las mañanas de los sábados vendiendo monedas en los porches de la Plaza del Castillo, una excusa para charlar con unos y otros y echar el rato
Clemente Belinchón, que a sus 89 años va todos los sábados con sus monedas a la Plaza del Castillo

En diciembre cumplirá 90 años. Y desde que se jubiló las mañanas de los sábados es un fijo en el rincón de las cosas pequeñas. Un mercadillo de monedas, sellos, libros antiguos o coches de juguete al cobijo de los porches de la Plaza del Castillo, esquina con el paseo de Sarasate. Allí se siente a gusto, “pero poco voy a estar ya”, reconoce.

De ocho y media a una y media, Clemente Belinchón Romero despliega en su mesa monedas de todo tipo como excusa para echar el rato: “Hay gente por ahí que vende bien, el que sabe. Yo poco. Viene gente, pero andan buscando merluza grande y que pese poco. Buscando chollos. A regatear y tal. El que es comprador igual compra cantidad, y el que no, una a una. Tengo la familia en Valencia, y ahí he visto compradores que llegan y se llevan una mesa entera. Aquí más que nada lo que haces es entretenerte. Es por pasar la mañana. Vengo aquí, hablo con unos y con otros y ya está”, dice.

Natural del pueblo de Cuenca Villaverde y Pasaconsol, Clemente recuerda que cuando llegó a Pamplona, hace 50 años, “las pasé putas. Ganaba 33 pesetas y pagaba 40 de patrona”. Trabajó en Transportes Ochoa y con el camión de Frigo. Ahí, de pura casualidad, se aficionó a la numismática. “Entraba a las tiendas y alguno me decía, ‘mira qué moneda me han colado, tómala’, así medio en broma mientras les vendía género”. Empezó “solo por entretenerme. Con la afición igual llevo 40 años, pero no hacía mucho caso hasta que me jubilé”. Clemente recuerda que el primero que se instaló en el mercadillo con monedas fue “un tal Esparza, que murió ya. Luego ya empezamos más, tres o cuatro”. Entonces pagaban un canon que desde hace “6 o 7 años” el Ayuntamiento ya no les pide. “Ahora que viene todo el mundo no cobran”.

Su mujer Carmen Berango, natural de Pueyo, falleció “hace poco más de un mes”. Ahora las monedas también le ayudan a combatir la soledad: “Me entretengo en casa, me pongo en una mesica, miro algún libro...”, finaliza.

20/02/2023