Bizkaia

Colorín, colorado, Marijaia ha llegado

El anárquico universo de carteles que cada año anuncia Aste Nagusia a los cuatro vientos es también un compendio de formatos, técnicas y elementos iconográficos que ayudan a entender un poquito más la evolución de la ciudad y de sus gentes desde 1978
Un recorrido histórico por los carteles de Aste Nagusia

Antes también había fiestas en Bilbao. Las de verano, como decían a mediados del pasado siglo. Más humildes. Sosas, con la mirada del presente y la experiencia acumulada en las calles y plazas del botxo. También había carteles para anunciar esos festejos. Más sencillos. Sobrios, para las técnicas actuales y el derroche de colores y elementos iconográficos a los que nos ha habituado Aste Nagusia. Y es que tanto las fiestas como los carteles son como un libro abierto para poder entender la evolución de la ciudad, de sus gentes y de sus debilidades, que las hay. Y en Bilbao hasta le han puesto nombre: Marijaia.

Es difícil encontrar pegatinas, pasquines, chapas, pañuelos, camisetas y folletos en los que no aparezca su figura. De hecho, desde 1997 hasta este 2022, siempre ha tenido un espacio, su espacio, en el cartel anunciador ya sea como actriz principal o como artista invitada. Nadie sabe dónde reside el poder atrayente de esta ‘mujerona’ de 3 metros de altura. Será su sonrisa a lo Monalisa, sus ojos eternos, esos adorables coloretes, su pelo desmelenado, los brazos siempre abiertos para saludar y abrazar o las dos cosas juntas…

Tanto las fiestas como los carteles son como un libro abierto para poder entender la evolución de la ciudad, de sus gentes y debilidades

Lo que sea, pero cada mes de agosto -excepto 2020 y 2021 por culpa de la pandemia- la gente espera verla aparecer en la balconada del Teatro Arriaga. Ella sola es el alma de la fiesta. Y ha colonizado el merchandising de Aste Nagusia desde que hace 25 años precisamente, Kepa Junkera y Edorta Jiménez compusiera el himno de “la única semana grande que hay en el mundo”, como reza la letra [gure Marijaia / Bilbora etorri da / Aste Nagusira / Aste Nagusi / bakarra munduan].

Se ha camuflado como un sacacorchos (2003), ha sido esculpida en una servilleta de papel (2005), se ha disfrazado de playmobil (2008), ha soñado con ser Marilyn Monroe (2012), ha aparentado ser una cremallera (2011)… Este año, Maximiliano Cosatti -autor del cartel ‘Arte Pop’- le ha calzado unas gafas para que pasara desapercibida después de un par de agostos sin pisar la villa. Prueba no superada. Tampoco lo consiguió en 2004 Usua González de Lanzagorta -autora del cartel ‘Las mejores fiestas Populares’- cuando la encogió y encerró en un cuadro. Imposible. La ciudad la busca.

LAS CURIOSIDADES

El primero. El mítico cartel de Eguileor fue de encargo. No hubo tiempo de concursos y la primera Comisión de Fiestas de 1978 optó por encargárselo a Juan Carlos Eguillor, prestigioso ilustrador grafico de Bilbao

Primer premio 50.000 pesetas para el ganador. En 1979 fue el primer concurso con 50.000 pesetas de galardón (300 euros de hoy) que fueron a manos del zornotzarra José Javier Lacalle ‘Laka’ por Txirlenko.

Sin ganador dos años. No convencieron al jurado. En 1987 y 1989 las propuestas no tuvieron altura y se encargó de nuevo el cartel, el primero recayó de nuevo en Juan Carlos Eguillor y el segundo a Alberto Quincoces. 

De hecho, ella es la ciudad durante estos días de jaleo y parranda. Al menos así lo plasmó en 1984 J. Manuel Basabe con el cartel ‘Rojiblanco’ en el que Marijaia se alza poderosa sobre un Casco Viejo convertido en su ampuloso faldumento. Es tal su poderío que basta con ver sus manos (años 1999 y 2000), un ojo (en 2010 a través de una cerradura) o su media sonrisa (2001) para que todo el mundo sepa que Aste Nagusia ya está más cerca. Y es que como alguna vez ha dejado caer Mari Puri Herrero, su creadora allá por 1978, Marijaia es otra de esas mujeres del botxito de toda la vida que tuvieron que esperar muchos años para divertirse. Oficialmente, la primera vez que protagonizó un cartel fue en 1981. El artista santutxuarra Ángel Vadillo -ex jefe de diseño de DEIA- apostó por ella. Y no falló, como ha quedado demostrado con el paso del tiempo. Cierto es que un año antes, en 1980, Bittor Allende retrató a Marijaia en la propuesta elegida por la Coordinadora de Comparsas (lo que hoy en día es Bilboko Konpartsak). Sin embargo, los encontronazos con el alcalde Jon Castañares dieron al traste con esa postal festiva con guiños a los artistas Aurelio Arteta y José Arrue. Como consecuencia, la Alcaldía sacó otro cartel en el que ni siquiera aparecía la leyenda ‘Aste Nagusia’.

El primer cartel que anunciaba Aste Nagusia con Marijaia como nueva protagonista fue obra de Ángel Vadillo en el año 1981

Un annus horribilis en el que incluso Marijaia tuvo que ser rescatada por las comparsas para su quema. Y es que las fiestas y sus carteles son como un reflejo de la sociedad y de las tendencias artísticas en boga como ocurrió en 1995 con la obra de inspiración naif ‘Ven y diviértete’ de Fernando Elvira Careaga. Las modas tipográficas y compositivas, y los gustos cromáticos de cada época también se abren paso en cada litografía anunciadora de Aste Nagusia. Las costumbres, las vestimentas y los actos preferidos también han aparecido en esas postales; lo mismo que personajes populares como Gargantúa y los cabezudos, por ejemplo, cuya presencia sin embargo se ha ido borrando.

Así lo confirmaba Joseba Rosales, con más de tres décadas de Aste Nagusia en el Ayuntamiento entre pecho y espalda. “Los tonos oscuros se han desterrado. Antes había carteles en los que aparecían muchas cosas y ahora hemos ido a otros más minimalistas; hemos pasado de expresar el conjunto [el cartel de 1982 de Daniel Tamayo lleva por título ‘Popurri’, por ejemplo] a centrarnos en el detalle de una sonrisa de Marijaia, por ejemplo. Siempre se han seguido un poquito lo que funciona en la vida”, resumía.

Marijaia es un tótem al que idolatran en tropel los ilustradores que acuden al certamen, que este año han sido récord, un total de 338

Piezas únicas

Esa es una de las razones por las que “ningún cartel se parece”, expresaba a DEIA. Eso, y que cada año cambia la composición del jurado que selecciona la propuesta ganadora. Lógicamente hay gente vinculada a la ilustración y al diseño gráfico, pero también “gente de calle que quiere ver las fiestas reflejadas en ese cartel y que no sea más, por ejemplo, un cartel de cine”, remataba Rosales. A veces lo consigue y ese cartel queda grabado en la memoria de las personas; incluso cuando la elegida es tan rompedora como el fotomontaje de 2002 (‘Jaiak pil-pilean’, firmada por Jon Garín y Aitziber Ibaibarriaga) que sugiere una invasión de ovnis con forma de cazuela de barro en los que viajan Marijaia, Boni el txistulari, Gargantúa, un hincha del Athletic tocando el saxo…

Al cambiar el jurado no mantenemos la estética. Lo único claro es que tiene que ser festivo y tiene que reflejar Aste Nagusia”, insistía Rosales. Y en eso gana Marijaia, de calle y en la calle. Es un tótem al que idolatran en tropel los ilustradores que se presentan al certamen (338 en esta última edición en la que ganó una explosiva Marijaia que respira de Andy Warhol) y al que bendicen desde las altas esferas festivas porque ha sido capaz de conquistar a cualquier que cruce su mirada con ella y anudar con garra todos los colores de las comparsas que todos los agostos dan vida a Aste Nagusia.

LA CIFRA: 44

Es el número de carteles y afiches que ilustrado las diferentes ediciones de Aste Nagusia desde la primera edición del año 1978 con las obligadas ausencias de los recientes años 2020 y 2021

23/08/2022