Marcilla ha vivido un comenzón bajo un sol abrasador. El suelo, que hasta que no se han acercado las 13.00 horas estaba vacío en la zona que había sol, desprendía fuego. La alcaldesa Esther Villanueva Úcar ha sido la encargada de dar comienzo a las fiestas, que se prolongarán hasta el próximo 30 de agosto.
Un acto que le hacía “mucha ilusión”, pero que no sabía cómo iba a afrontar minutos antes de prender la mecha: “La verdad es que estoy tan emocionada, tan emocionada, que no sé lo que puede depararme mi momento de gloria. Llevo tantos años con esta ilusión que no sé lo que voy a decir, no sé lo que me va a salir por la boca. Las vivo por primer año como alcaldesa, con lo cual con una responsabilidad extra. Pero sé que va a ir todo bien y no va a haber ningún altercado ni nada”, explicó la alcaldesa. A su vez, ha asegurado que asumir este cargo no le obliga a privarse de disfrutar las fiestas: “Una vez que lance el cohete tengo intención de estar con la gente de mi partido que han venido a acompañarme, pero después me iré con mi cuadrilla de vinos, a comer, de rondas y demás. Mi espacio va a existir”.
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La joven marcillesa Maider Villanueva, de la cuadrilla La Locura, aguardaba con ansia e ilusión el día: “Tenemos muchas ganas, al final esta semana es la más esperada por todos los marcilleses y marcillesas, nos encantan estas fechas. Son un momento de diversión y de estar con toda tu gente, de estar todo el día en la calle, de juntarte con todo el pueblo y de reencontrarte. Vamos a vivir las fiestas intensamente, intentaremos estar en todo momento por la calle, sobre todo hoy y el día 26 que es el de las peñas”, aclaró.
Para cuando el reloj ha marcado las 13.00 horas, la plaza había cambiado de aspecto por completo. Todos los vecinos se han reunido en ella, los jóvenes ocupaban la zona del sol y los más afortunados estaban a la sombra. La nueva alcaldesa ha salido al balcón con una sonrisa de oreja a oreja y convencida ha dicho: “¡Marcilla! Quiero dedicar este cohete a todos los que un día hicieron y a los que hacéis que este momento sea tan especial. A todos los que hacéis que las fiestas de Marcilla sean las mejores del mundo. Y, ahora sí, toca disfrutar. ¡Marcilleses, marcillesas! ¡Viva San Bartolomé! ¡Felices fiestas! ¡Viva Marcilla!”.
Los pañuelos y las blusas distinguían a los grupos de amigos de Marcilla. Manuel Ayechu y José Mari Garrido Cartero, además de llevar la blusa de color, sus pañuelos y fajas eran verdes. La idea de denominar a su cuadrilla La Orka tiene origen en la bajera de su peña hace 49 años: “Teníamos una horca de madera en la pared y se nos ocurrió ponernos ese nombre, pero un amigo propuso que fuese sin h y con k, y así fue”, explicó José Mari Garrido.
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Un grupo de amigos que tiene una peculiar tradición después de cada comenzón: “Ahora seguimos una tradición que consiste en beber lo que propone una persona en cada ronda de aquí hasta las cuatro de la tarde, que es cuando comeremos. Nos divierte mucho, nos hace pasárnoslo muy bien y hace que luego a la hora de la partida de mús de todas las tardes sea un puto desastre”, aclararon entre risas los dos amigos. De esta manera, Manuel Ayechu y José Mari Garrido se han sumergido en un día de mucha fiesta y diversión, al igual que muchos marcilleses y marcillesas, viviendo uno de los mejores días del año para los vecinos.
Carteles y pañuelico
Los actos del primer día de fiestas han comenzado a las 12.00 horas con la entrega de premios del concurso de carteles. Este año, en contraste con los anteriores, únicamente han recibido premio los participantes del concurso de carteles de fiestas, dejando de lado los carteles del día del niño. Los concursantes Rubén Castillejo, Sandra Antomás, Celia Volea, Unai Goñi, Chente Malo y los jóvenes Irene Eleta y Javier Ventura, exparticipantes del concurso del día del niño, han recibido un pañuelo como reconocimiento del trabajo realizado. Para el final han quedado las marcillesas Amaia Malo e Idoia Villanueva, ganadoras del concurso, que han recibido a cada pañuelo rojo, el premio económico y un trofeo.
“ Hemos sentido emoción y muchísimo orgullo. Hicimos la foto el año pasado y al ver que era muy bonita pensamos en guardarla un año y prepararla para el concurso de este año ”
Amaia Malo e Idoia Villanueva - Ganadoras del concurso de carteles
“Hemos sentido emoción y muchísimo orgullo. Hicimos la foto el año pasado y al ver que era muy bonita pensamos en guardarla un año y prepararla para el concurso de este año”, afirmaron las ganadoras con una sonrisa. Un premio que no les pilló de sorpresa porque sabían el nivel que presentaban: “Teníamos esperanzas en ganar, porque la foto es muy bonita y a todo el mundo que se la enseñábamos nos decía que era muy chula. Realmente ha sido el apoyo de la gente lo que nos ha impulsado a presentarnos”, añadieron las jóvenes.
A diferencia del resto de los participantes se presentaron en pareja, dos amigas que son conocidas en el pueblo como Epi y Blas “porque donde va la una va la otra”, explicaron, aunque añadieron que “las dos juntas somos un puñetero desastre, pero lo bueno que tenemos es que la una le tira a la otra y hemos sacado esto adelante”.
A continuación, el protagonismo recayó sobre Raquel Alcalá Garrido. Esta marcillesa de 91 años recibió el Pañuelo Rojo 2023 con motivo de su labor y entrega por la virgen del Plú. El manto que realizó la veterana es el que viste a la Virgen desde hace 31 años. El pueblo solicitó que el pañuelo honorífico fuese entregado a Raquel Alcalá, una propuesta que fue aprobada por la corporación del Ayuntamiento de Marcilla “sin pensarlo dos veces”.
La cara de Raquel reflejaba la alegría que sentía por dentro: “Estoy muy contenta con el reconocimiento, encantada por estar arropada de mi familia. Pero soy muy vergonzosa y hay veces que no salgo a la calle para que no me paren los y las vecinas, que los últimos son muchas las que me dan la enhorabuena”, aclaró la costurera. Bordó en su día el manto de la Virgen del Plú, quitando horas de sueño y poniendo dinero de su bolsillo, pero sobre todo con una gran ilusión. “Mi madre y mi tía cosían muy bien, de hecho, mi madre bordó el manto viejo de la Virgen”, explicó Raquel sobre el origen de su amor por la costura.
“ 30 o 40 años más tarde, cuando ya mis hijos eran mayores, decidí bordarle un manto a la Virgen por mi cuenta ”
Raquel Alcalá Garrido - Costurera
Con 13 años Raquel entró en el Colegio de las Adoratrices en Pamplona, a pesar de que hasta los 14 años de edad no cogían a las alumnas. Recién salida del colegio, las mujeres del pueblo buscaban a una persona que bordase un nuevo manto, y pensaron en Raquel, pero aquel proyecto no salió adelante. “30 o 40 años más tarde, cuando ya mis hijos eran mayores, decidí bordarle un manto a la Virgen por mi cuenta”, añadió. Un año de mucho trabajo más tarde, finalizó el bordado, cumpliendo también con la petición del cura, que quería conservar un aplique del manto antiguo. Una labor cuidadosa y con mucho cariño que sigue luciendo sobre la Virgen del Plú, porque como asegura su creadora, “está nuevico”.