Han comenzado ya en Ezkaba las obras de la futura Central de Calor, frente a las cocheras de la Mancomunidad, que dotará de energía limpia, calefacción y agua caliente a 4.500 viviendas de la Txantrea.
Las excavadoras trabajan sobre el terreno desde hace unos días para realizar las labores previas de cara a la construcción de una infraestructura que podría estar a pleno rendimiento ya en 2023, previsiblemente para el invierno del año que viene, un proyecto pionero en el Estado en el que el Gobierno de Navarra invertirá 6,5 millones de euros a través de la sociedad pública Nasuvinsa –en obra civil, urbanización e instalación de redes de distribución de la central–.
De esa inversión inicial, los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER) cubrirán el 50%, por el apoyo que supone a la eficiencia energética, la gestión inteligente de la energía y el uso de fuentes renovables. El resto, hasta llegar a los 13,8 millones a los que asciende la cuantía total de las obras, correrán a cargo de la empresa concesionaria ENGIE, que pondrá en marcha esta red urbana de calor en dos fases.
El de la Txantrea es un barrio acostumbrado a este tipo de avances, después de que la misma entidad implantara el proyecto Efidistrict para la regeneración urbana y la rehabilitación energética integral de las viviendas de la zona. Ahora Nasuvinsa da un paso más con una novedosa infraestructura que introduce la biomasa forestal como fuente energética alternativa y sostenible para generar calor, sustituyendo a otros combustibles de origen fósil.
En resumidas cuentas, las plantas de estas características producen energía térmica en unas instalaciones centralizadas y la distribuyen hasta los usuarios mediante un conjunto de tuberías 'preaisladas', generalmente subterráneas, a través de agua caliente. Este sistema garantiza una mejor eficiencia energética y calidad de servicio que el que ofrecen las instalaciones individuales, además de permitir la utilización eficiente de la energía térmica y de fuentes renovables, como la biomasa.
Ubicada en el acceso a Orvina desde la ronda norte, la central tendrá capacidad para ofrecer suministro a las redes de calefacción y agua caliente de más de 2.000 viviendas en una primera fase y otras tantas en una segunda, así como a ocho edificios públicos dotacionales del barrio, con posibilidad de extender el servicio también a otras comunidades de los municipios colindantes de Burlata y Antsoain. Podrán nutrirse de ella las comunidades de vecinos que así lo acuerden –la instalación empezará a funcionar, primero, para nutrir de energía verde al Centro San Francisco Javier, el Centro de Día Valle del Roncal y a los edificios públicos–, y también todas esas viviendas que ya han sido rehabilitadas.
Reducción de gases
Supone una reducción del 80% en emisiones de gases de efecto invernadero, además de que permite la utilización de una energía renovable y de origen local, ya que está previsto que la mayor parte de la astilla proceda de la masa forestal de la Comunidad Foral. Cabe destacar que –tal y como explicaron en su día técnicos de Engie Servicios Energéticos S.A. durante la presentación del proyecto en el Centro Comunitario del barrio–, utilizar la madera como fuente de energía no significa talar árboles ni la deforestación en último término. Los bosques son gestionados "de forma sostenible", señalaron, ya que el aprovechamiento de algunos ejemplares conlleva la regeneración e incluso el crecimiento de los lugares de los que se obtiene la materia prima.
En cuanto a ventajas para los hogares, en principio un sistema colectivo genera mayor eficiencia y menores costes de explotación, además de dividir los gastos de mantenimiento entre los usuarios y la eliminación de las calderas –y sus ruidos o vibraciones– en las viviendas. De hecho, utilizando la red de calor el ahorro de energía útil, tal y como explicaron desde Engie en la citada presentación, podría rondar el 10% frente al gas natural, y cuenta con ventajas para el bolsillo en calefacción, algo que en estos tiempos que corren no es una cuestión menor.
También porque supone una fuente de energía renovable alternativa a los actuales combustibles fósiles como el gasóleo o el gas, que están por las nubes, y permite disminuir la dependencia energética exterior, algo que siempre es una buena noticia.
Neutra en emisiones de CO₂, el uso de la biomasa como combustible proporcionará una calificación energética A para todas aquellas viviendas que se conecten a la red de calor de esta nueva central, lo que supondrá para la mayoría de los edificios de esta zona –construidos antes de 1980–, la mejora de al menos una letra en la escala