A partir del 4 de agosto no estará permitido estacionar en las calles Terraplén, Cubrimiento del Mediavilla y Pontarrón debido a la entrada y salida de camiones, según ha informado la Policía Local de Tudela, a causa del inicio de las obras del entorno del Horno Coscolín. Asimismo, por el mismo motivo, los vehículos que deseen estacionar en el parking de Terraplén deberán entrar por la calle Santiago. Este agosto dará así comienzo una de las obras más importantes de la ciudad ribera, que tiene un presupuesto de 7,295 millones de euros y durará 22 meses.
Las obras se adjudicaron a la empresa Construcciones Hermanos Garbayo Chivite y, aunque se esperaba que los trabajos comenzaran en 2021 y terminaran en 2023, problemas con las expropiaciones y con recursos por la licitación han retrasado su inicio hasta esta semana. Los trabajos consistirán en la construcción y urbanización del entorno del Horno Coscolín, en el corazón del Casco Antiguo de Tudela, con la previa demolición de las estructuras y edificios existentes y la construcción de 4 edificios con 24 viviendas en total, todas VPO (12 en régimen de alquiler y 12 en régimen de compraventa), locales, trasteros y garajes.
Ha sido el Gobierno de Navarra, a través de la empresa pública Nasuvinsa, el encargado de licitar la obra en una de las mayores inversiones de la Ribera. El proyecto estuvo parado durante casi 20 años y fue el anterior equipo de gobierno del Ayuntamiento de Tudela, liderado precisamente por Eneko Larrarte, actual director general de Vivienda, el que lo reactivó en 2017 de la mano del arquitecto tudelano Curro Blasco.
Los trabajos se dividirán en dos fases, que se realizarán de forma encadenada, sin separación temporal. En la primera de ellas, se procederá al derribo de los edificios existentes en las parcelas a edificar y en la construcción de dos edificios: El edificio nº 3, situado en la parcela de la plaza Vieja 6, que contará con tres viviendas protegidas en régimen de venta; y el edificio nº 4, en la calle San Antón 14-16, que será para tres viviendas en régimen de arrendamiento. En la actualidad, ambas construcciones quedan separadas por un pasaje exterior que el proyecto mantendrá como acceso al espacio rehabilitado. La nueva construcción presentará planta baja y tres alturas y conservará la altitud de la edificación que existe, así como las alineaciones.
Por su parte, durante la segunda fase, se construirán los otros dos edificios restantes: El edificio nº 1, que ocupa la zona del entorno que limita sobre la calle Pontarrón 7, servirá para establecer 6 viviendas protegidas en régimen de alquiler y 9 en régimen de venta; y el edificio nº 2, en la calle San Antón 24, en donde se construirán 3 viviendas protegidas para alquiler. La urbanización prevé la repavimentación de las calles afectadas con los mismos materiales que existen en la actualidad.
En relación a la plaza del Horno de Coscolín, está tendrá dos niveles de altura. El nivel más alto, recogerá los accesos desde la plaza vieja, mediante el pasaje actual y otros dos nuevos: Uno bajo el edificio 2 y desde la calle San Antón y otro pasaje bajo el edificio 4. Estos 3 puntos de acceso se derivarán a través de una serie de rampas accesibles (6% pendiente o inferior), que circundarán un espacio de plantación de gran porte, al no tener garaje debajo. Además, las rampas conectarán también con el actual Horno de Coscolín, así como con el segundo nivel de la plaza, sobre el aparcamiento. En las últimas presentaciones del proyecto, presentadas por el propio Blasco, se habló de la instalación de un ascensor urbano que pudiera solventar el desnivel de la calle San Antón y que, al mismo tiempo, sirviera como ascensor del portal.
En el proyecto se ha tenido muy en cuenta la posibilidad de que aparezcan restos arqueológicos, algo que se da por seguro, ya que cerca de esos terrenos se encontraba la gran mezquita (ahora catedral) y buena parte del barrio musulmán de la ciudad. De hecho, es una zona que ha estado habitada desde antes del siglo X y entre los años 2010 y 2011 se realizaron una decena de catas con importantes descubrimientos. Por ello, será necesario realizar un seguimiento arqueológico, incluido en la valoración económica del proyecto, y una excavación manual cuando así lo determine el técnico responsable. La aparición de estos restos puede suponer la paralización, parcial o total, de la obra durante el estudio y el traslado de restos arqueológicos, lo que aumentará el plazo previsto de 22 meses.