LLEGAN los primeros cortes de calles en Bilbao y el debut anticipa lo que se nos viene encima. La avenida Zumalakarregi baja la persiana al tráfico y limita el paso de los peatones. Empieza el juego. Hay que recordar que en su momento ese vial fue conocido como solución centro, porque era la conexión entre la solución norte y la solución sur. Era en definitiva la supersolución. Los conductores de principios de los 70 debían estar perdidos y ser pasto de la ansiedad sin aquella histórica autovía.
El simbolismo de su cierre es palpable. Es un punto negro en un papel blanco entregado como advertencia en la posada de La isla del tesoro a los ciudadanos. Es cierto que Bilbao es hoy una ciudad de soluciones viarias, una navaja suiza del transporte, pero los próximos días serán un test de paciencia en lo relativo a la movilidad.
La imagen sobre la que descansan estas líneas, en la que dos turistas buscan en un mapa un destino, podría ser los próximos días habitual también entre los bilbainos. En su caso, consultando la web del Ayuntamiento para encontrar la salida del escape room en el que se va a convertir el centro de la capital vizcaina.
Los repartidores, taxistas y transportistas, que afrontan con diferentes estados de ánimo –desde la frustración a la esperanza–, ya están preparados. Dispuestos en unos casos a tomarse un respiro forzado por las limitaciones y en otros a saltar de trinchera en trinchera esquivando las balas del cerrojazo para sumarse a la fiesta por la vertiente económica.
En ese frente, en el de los ingresos, conocimos ayer martes la lista de hoteles agraciados con la presencia de los equipos ciclistas, que son pequeños ejércitos con gran capacidad de llenar habitaciones por su número. Y como no quieren que el enemigo conozca sus armas eligen diferentes establecimientos donde alojarse. El premio de la lotería está muy repartido y, como resulta que llegan con tiempo y que Euskadi es un pañuelo, las reservas son para varios días.
Aunque lo que sale de primeras es decir que se acerca el día D, más bien somos nosotros los que avanzamos hacia el sábado y por suerte también iremos en busca del siguiente. Pero hay cuestiones en las que, desde fuera, no se percibe movimiento. No son solo los ertzainas los que buscan estos días impacto en sus reivindicaciones, también están los bomberos y los obreros de la construcción. Actividades sensibles y con recursos para hacer mucho ruido. Y complicar más el escape room.