¡Cómo están los máquinas!

¡Cómo están los máquinas!, que diría el ilustre David Bisbal, socio de honor del Almería y convertido en meme en los últimos días tras sus recientes palabras. Los máquinas fueron los futbolistas del Athletic, quienes en la soleada tarde de ayer en el Power Horse Stadium, porque sí, con sol también se puede jugar, cuajaron un gran partido frente al conjunto local, al que tuvieron bajo control hasta el tiempo de descuento de la segunda mitad, en el que el Almería quiso engancharse a un encuentro al que llegó (muy) tarde. Un partido que el Athletic empezó a jugar unas cuantas horas antes y varios cientos de kilómetros al norte de la ciudad andaluza. En Iruñea, concretamente. Allí, Osasuna, que descuenta los días para intentar conquistar su primera Copa, se impuso al Betis en lo que pareció un guiño al equipo al que apeó de la carrera copera.

Valverde no ocultó que, en efecto, tanto él como sus jugadores tenían conocimiento del resultado del choque entre Osasuna y Betis, lo que automáticamente dejaba en manos del Athletic depender de sí mismo en lo que resta de temporada para regresar a Europa. Eso sí, debía certificarlo ganando a un Almería que está con la soga al cuello y que hoy mismo podría verse con los mismos puntos que los puestos de descenso, pero que no dio para nada sensación de ello. Pareció que la cosa no iba con ellos y solo la falta de atino de los leones en los metros finales impidió una goleada. Lejos de suponer una presión añadida por tener que ganar, fue todo un acicate. Tres puntos de oro y, una vez más, sensaciones más que positivas.

Valverde, obligado por cuestiones del guion, tuvo que romper la pareja Dani-Vesga después de que el primero viera ante la Real Sociedad la quinta amarilla de la temporada. Pero todo fue rodado. En su lugar entró Ander Herrera, por fin, de vuelta a la titularidad casi tres meses después. Se gustó el bilbaino, que dejó muchos detalles de calidad y un gran sacrificio en el trabajo sin presión. Nunca es tarde, no al menos demasiado tarde. Si ofrece el nivel de ayer en lo que resta, estará en condiciones de maquillar una temporada discretísima hasta la fecha, cuando no mala.

Todo pareció perfectamente engranado ante el Almería. Buena presión, rápidas transiciones, seriedad en defensa y precisión en los pases… salvo la puntería. El gran debe de un equipo que debió dejar el encuentro sentenciado al descanso, pero al que llegó con una escueta renta de un gol. Y gracias. Pues en condiciones normales el disparo de Nico Williams nunca debió entrar. Puso bastante de su parte el guardameta Fernando, no cabe duda.

Y poco importó que el mayor de los Williams, quizá el futbolista más en forma de la plantilla, jugará un papel residual en un partido en el que se quedó en el vestuario al descanso. No tuvo su tarde el atacante, pero no le hizo falta a un Athletic que va lanzado a por Europa.

Por lo pronto, ha enlazado tres victorias en liga, algo que no sucedía desde las jornadas cinco, seis y siete, allá por el mes de septiembre. Estas llegan, además, en el momento clave del curso, en el que todo se decide y al que el conjunto rojiblanco llega muy bien posicionado.

Su triunfo y la derrota del Betis le hacen depender de sí mismo en las ochos jornadas que restan para que concluya la liga. Está a dos puntos del conjunto bético, que visitará San Mamés el jueves de la próxima semana en un partido que será una auténtica final. Antes, eso sí, los leones disputarán dos partidos, frente al Sevilla el jueves y el Mallorca el próximo lunes. Como diría Bisbal, ¡cómo están los máquinas!

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