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El aceite de oliva es mucho más que un simple complemento en las comidas, es un verdadero elixir para el organismo. Este alimento, extraído de los frutos del olivo, se ha consolidado como una pieza fundamental en la alimentación. No es para menos, ya que sus cualidades son muchas.
Repasamos algunas de ellas:
Grasas monoinsaturadas
Destaca su alto contenido en grasas monoinsaturadas, beneficiosas para el corazón y grandes aliadas para mantener los niveles de colesterol bajo control. Numerosos estudios han demostrado que consumir este oro líquido de forma regular puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, uno de los mayores problemas de salud en la población mayor.
Fuente de antioxidantes
También es una rica fuente de antioxidantes, como la vitamina E y los polifenoles. Estos componentes no solo protegen nuestras células del daño oxidativo, sino que también contribuyen a reducir la inflamación con el cuerpo. Un aspecto fundamental para evitar el desgaste articular y muscular, problemas comunes con el paso de los años.
Mejora la salud mental y el estado de ánimo
Un estudio del 2019 determina que los componentes del aceite de oliva ayudan a proteger el sistema nervioso y pueden mejorar el estado anímico, además de ayudar a tratar la depresión o la ansiedad. Las grasas saludables que acumula el AOVE son importantes a la hora de ayudar al correcto funcionamiento del sistema nervioso central, consiguiendo que los nervios funcionen correctamente y aumentando el nivel de serotonina.
Ayuda al sistema inmunológico
Se ha demostrado que el aceite de oliva virgen extra contiene nutrientes que ayudan a reducir las bacterias poco saludables que se encuentran en nuestro cuerpo, algunas de ellas resistentes incluso a los antibióticos. Las propiedades antibacterianas del aceite nos hacen evitar enfermedades y mantener nuestra salud en perfecto estado.
Clave en la digestión
Otro de sus secretos está en su capacidad para favorecer una buena digestión. Incorporarlo a las comidas facilita el proceso digestivo y su acción suave sobre el sistema digestivo lo convierte en un remedio natural también contra el estreñimiento. Su consumo habitual, además, mejora la absorción de nutrientes, lo que permite aprovechar mejor las vitaminas y minerales de otros alimentos.