Cualquier esperanza de salvación para el Alavés pasaba ineludiblemente por, al menos, sumar un punto en Son Moix e impedir que el Mallorca se despegara en la clasificación a siete puntos –más el gol average– en la clasificación. Pues bien, el equipo gasteiztarra salió del recinto balear todavía más herido en la pelea por un objetivo como la permanencia que en este momento se ha convertido ya prácticamente en una quimera.
Y es que al término de esta jornada, en el mejor de los casos, la salvación quedará a seis puntos de distancia siempre que un Athletic en horas bajas sea capaz de ganar mañana al pujante Cádiz en el Nuevo Mirandilla. El conjunto gaditano, que se encuentra con la moral por las nubes tras su triunfo en el Camp Nou ante el Barcelona, marca ahora mismo la permanencia con 31 puntos, aunque los gaditanos caerán hoy de nuevo a puestos de descenso si el Granada, en el debut del vitoriano Aitor Karanka en el banquillo, es capaz de conquistar el Wanda Metropolitano. Una empresa harto complicado dado que el Atlético también pone en juego su billete para la próxima edición de la Liga de Campeones y no puede permitirse ningún tropiezo.
Si el Cádiz es capaz de ganar al Athletic, serán siete los puntos de desventaja respecto al objetivo babazorro cuando tan solo restan 15 en juego. En ese caso, sería el Mallorca el primer rival a batir. Es decir, o mucho cambian las cosas, o el fatal desenlace podría llegar incluso a falta de dos o tres jornadas para la conclusión del campeonato doméstico.
El triunfo balsámico obtenido días atrás ante el Rayo Vallecano careció de continuidad en tierras baleares y lo cierto es que el Alavés necesita un milagro para disputar su séptima campaña consecutiva en la élite del fútbol español. Restan tres partidos en casa (Villarreal, Espanyol y Cádiz) y dos fuera (Celta y Levante), pero la terca realidad es que los pupilos de Velázquez necesitarán sumar, como mínimo, 12 ó 13 puntos para hacer realidad un objetivo cada vez más teñido de sombras.