Desgraciadamente, en verano, es común encontrar noticias sobre fallecimientos en piscinas o playas. Casos en los que las víctimas son tanto niños como adultos. De hecho, el ahogamiento es una de las 5 primeras causas de mortalidad entre niños y niñas, en la franja de edad de 1 a 14 años en los países desarrollados, según datos de la OMS relativos al año 2023. Este mismo organismo advierte de que son más de 400.000 las personas que mueren al año por ahogamiento.
"El ahogamiento no es un accidente. No se produce por casualidad. El ahogamiento se puede y se debe prevenir. Se puede llegar a ahogamiento cero; deberíamos orientarnos hacia eso". Son las palabras de Andoni Oleagordia, licenciado en Medicina, experto en emergencias dedicado al socorrismo y, durante más de 20 años, director de Emergencias y Protección Civil del Ayuntamiento de Bilbao. Entrevistado en Onda Vasca con Iranzu Calvo, Oleagordia ha lamentado que las cifras de fallecidos por ahogamiento se siguen repitiendo año tras año.
"El año pasado murieron 422 personas por ahogamiento en España; en Euskadi, murieron 15 personas" por esa misma causa, explica Andoni Oleagordia quien añade que "del 1 de enero al 30 de junio de 2024 llevamos 211 muertes por ahogamiento, seguimos repitiendo las cifras". Si aún nos remontamos más, en los últimos 10 años las cifras son escalofriantes: desde el 1 de enero de 2013 al 31 de diciembre de 2023, en Euskadi, el número de ahogamientos mortales ha sido de 159, de ellos el 49% se registraron en Bizkaia, el 46% en Gipuzkoa y el 5% en Araba. Además, por cada fallecido se estima que hay entre 4 y 10 víctimas que presentan secuelas más o menos permanentes. Por ello, destaca el experto en emergencias, "está claro que el ahogamiento es un problema de salud pública" al que hay que dar solución con medidas determinantes. "Solo se habla de ahogamiento", lamenta Oleagordia, "cuando ya ha muerto alguien; no hay campañas de prevención específica".
Y deja un dato para la reflexión: "el 50% de los ahogados, sabían nadar".
Prevenir ahogamientos en niños y niñas
Oleagordia nos ha contado en Onda Vasca que en muchos países ya han comenzado a dar formación para prevenir las muertes por ahogamiento en las propias escuelas y, en otros, los pediatras son los que insisten en la prevención. Aquí, sin embargo, falta esa educación y formación. Y eso que, según este experto en emergencias, las pautas a seguir son muy sencillas:
- Bajo ningún concepto se debe dejar al niño/a solo/a o al cuidado de otro niño/a.
- Cuando los bebés o niños/as pequeños/as estén dentro o alrededor del agua deben de estar al alcance del adulto/a a una distancia máxima de un brazo.
- No deje objetos flotando en la piscina que atraigan al niño/a.
- El hecho de que un menor sepa nadar no implica que no se puede ahogar, por ello es fundamental la supervisión del adulto/a en todo momento. Saber nadar no implica tener la destreza necesaria para no ahogarse. Aprender a nadar y manejarse con destreza en el agua es fundamental para la seguridad acuática de los/as niños/as.
- Los flotadores o hinchables de cualquier tipo no son elementos de seguridad, salvo que sean chalecos homologados.
- Vallar las piscinas domésticas para evitar que los/as niños/as puedan acceder a ellas cuando no hay supervisión adulta.
- Vaciar cualquier recipiente con agua después de su uso.
- Los asientos de baño para bebés nunca deben considerarse como un sustituto de la vigilancia por un/a adulto/a.
- Cuando un niño se extravíe en un lugar donde hay piscina, el primer lugar donde hay que mirar es en la piscina.
Pautas a seguir en las playas
Nuestras playas merecen un capítulo aparte ya que, además de descuidos, en la ecuación entran otras variables como el estado de la mar y las corrientes. En este caso, Andoni Oleagordia recomienda:
- Acudir a las playas que tengan socorristas y en hora de servicio.
- Estar siempre cerca de los/as niños/as, a una distancia máxima de un brazo.
- Respetar las señalizaciones y avisos de los socorristas. Con bandera roja, no se bañe. Con bandera amarilla, báñese con precaución, siempre con el agua por debajo de la cintura. Bandera verde, buenas condiciones para el baño.
- No tomar bebidas alcohólicas antes del baño.
- No realizar zambullidas de cabeza. En aguas poco profundas o profundidad desconocida hágalo con los pies por delante.
- No entrar en el agua en lugares con rocas o promontorios.
- No sobreestimar la capacidad para nadar, el 50% de las personas ahogadas saben nadar.
- No alejarse de la orilla, nade de forma paralela a ella.
Cómo actuar en caso de ser arrastrado por la corriente
Antes de zambullirse en el mar, es importante aprender a detectar y reconocer la existencia de una corriente de retorno. En este sentido, Andoni Oleagordia nos ha explicado que "en la corriente no rompen las olas, contrasta con las zonas aledañas en las que las olas están rotas o más altas, y el color del agua suele ser algo diferente porque lleva arena en suspensión".
Si, a pesar de las precauciones, el bañista se ve arrastrado por una corriente, es vital que mantenga la calma. Recuerda Oleagordia que "es muy peligroso nadar contra la corriente porque el bañista no va poder remontarla y se va a agotar. Ni el mejor nadador lo conseguiría". Y en este sentido, ha querido mandar un mensaje de tranquilidad "hay que tener muy claro que la distancia que nos va a meter (hacia alta mar) la corriente es muy poca, 50 o 100 metros, ahí acaba la corriente".
Por tanto, recomienda "mantener la calma, levantar los brazos pidiendo ayuda y esperar a que nos vengan a sacar; guardar las fuerzas para mantenernos a flote y respirar tranquilos". Y, si finalmente, el bañista logra abandonar la corriente y es capaz de nadar, Oleagordia aconseja "hacerlo siempre de forma paralela a la orilla o en ángulo de 45º, nunca contra la corriente, dirigiéndonos a aquel lugar donde veamos más olas, donde hay olas no hay corriente".