Quiero un animal de compañía, pero mi vivienda es la que es, la dedicación que necesita un perro no está a mi alcance y los gatos no me gustan (sí, hay gente de esa). Por eso creo que un pájaro es la opción más convincente. Además, sus trinos alegran el entorno.
Para muchos, estas reflexiones bastan para entrar en el mundo de las aves domésticas. Pero la realidad es que no son suficientes.
Si vamos a responsabilizarnos de otro ser vivo, debemos ser conscientes de sus necesidades y de qué es lo que podemos ofrecerles. Por ello, debemos ser sinceros con nosotros mismos y tener en cuenta una serie de criterios para elegir la más adecuada a nuestras circunstancias.
En cuanto a los ejemplares que hablan, algunas especie de loros y de córvidos, en realidad tiene que ver con su capacidad de imitar sonidos de su entorno. Si este es el objetivo, a no ser que venga aprendido (raro) habrá que dedicarle mucho rato para que aprenda las palabras.
¿Cuántos años viven?
Por lo general el roce hace el cariño, por lo que una esperanza de vida corta puede que no sea lo más deseable. Los pájaros pequeños, en su medio natural, suelen vivir unos cinco años. En cautividad esta cifre es mayor. Alejados de los depredadores, en unas condiciones ambientales estables, con una fuente de alimentos continua y regular y la posibilidad de curarse de enfermedades gracias a los veterinarios pueden llegar a doblar su esperanza de vida. Los loros y guacamayos son de las más longevas, llegando a sobrevivir a sus humanos. .
¿Dónde adquiero el ave que busco?
Aquí hay que ir a lo seguro. Hay que buscar un criador o un proveedor registrado y autorizado. Hacerlo así ahorra problemas y sorpresas. De entrada, se conoce y certifica el origen del pájaro, lo cual es una garantía de que procede de un criadero y no se ha capturado en la naturaleza de forma ilegal. También que se adquiere una ave doméstica y no una exótica o salvaje, algo que podía acabar ocasionando desencuentros con la ley por poseer una especie protegida o importada ilegalmente.
También es una forma de garantizar que esté sano, algo con más importancia que la salud del propio pájaro ya que algunas de las patologías que sufre pueden afectar no solo a otras aves con las que pueda convivir, sino que también a las personas, en esepciala a niño o personas con patologías previas.