Las chinches de cama (Cimex lectularius) se están convirtiendo en los últimos meses en un auténtico quebradero de cabeza. Debido a las altas temperaturas, estos insectos han experimentado un fuerte avance y se han detectado plagas en comunidades como Madrid, Catalunya, Comunidad Valenciana, Andalucía, Islas Baleares y Aragón.
Aunque a menudo estos parásitos se asocian con la falta de higiene, pueden encontrarse en cualquier sitio. Lugares por los que pasa mucha gente como hoteles, hostales, albergues o pisos turísticos son un foco ideal para que las chinches se expandan de un lugar a otro.
Por su resistencia y su velocidad de reproducción, si no se detectan y se erradican a tiempo, pueden invadir una habitación entera en un abrir y cerrar de ojos. Pero, ¿cómo reconocer a las chinches de cama y no confundirlas con pulgas, garrapatas u otros insectos?
Insectos diminutos
Las chinches de cama son difíciles de detectar porque miden entre 2 y 5 milímetros (como una pepita de manzana) y su grosor es similar al de una tarjeta de crédito. Son ovaladas y de color marrón o rojizo, pueden caminar hasta 6 metros para alimentarse y lo hacen de sangre humana o de animales. Deben hacerlo al menos una vez cada 14 días.
Es más fácil verlas de noche porque huyen de la luz y se refugian en lugares poco accesibles, eso sí, siempre cerca de su fuente de alimentación. Las hembras ponen una media de 4 huevos diarios y el insecto tarda 10 días en alcanzar su etapa adulta. Pueden vivir entre 6 y 12 meses.
Sus lugares preferidos
La cama es el primer lugar en el que hay que buscar a las chinches. Para ello hay que retirar el colchón y revisar bien con una linterna todos sus rincones, grietas y ranuras, el espacio entre este y el somier, así como las costuras, botones, etiquetas y pliegues de todos los textiles de la cama (sábanas, colchas, fundas, almohadas y cojines). Pueden romper el tejido y refugiarse dentro de las fibras. Las chinches adultas son más visibles porque se agrupan en montones y si hay muchas desprenden además muy mal olor.
Pueden estar también en muebles (armarios, cajones, mesas, mesillas...), ropa y accesorios. Hay que inspeccionar cualquier grieta en suelos, techos o paredes, así como zonas próximas a tuberías, zócalos, bordes y marcos de puertas y ventanas. Las costuras en sillas o sillones, la parte trasera de cuadros o los pliegues de las cortinas también son un buen escondite.
Es muy difícil verlas pero si están en la cama dejarán algunas señales de su presencia como manchas de color óxido o rojizo al ser aplastadas en las sábanas, manchas negras de sus excrementos o trozos de la piel que mudan.
Las picaduras
Las picaduras de las chinches de cama pueden confundirse con las de otros insectos, pero estas se presentan en racimos agrupados o en linea, ya que pican varias veces en la misma zona buscando el vaso sanguíneo y cuando lo encuentran se quedan unos minutos succionando. Las zonas elegidas suelen ser aquellas que no están cubiertas por la ropa como pies, manos, piernas, cuello, torso o espalda.
Pueden llegar a absorber hasta 10 veces su peso en sangre. La saliva que inoculan durante la mordedura contiene un anestésico que hace que la víctima no sienta ningún dolor y no perciba que le está picando. Si dos personas comparten cama, las chinches picarán primero al cuerpo que desprenda más calor.
Estas picaduras no transmiten enfermedades y pueden producir desde un ligero picor hasta una fuerte reacción con urticaria, manchas rojas de eczema o pequeñas quemaduras con ampollas. Es importante no rascarse para que la herida no se infecte.
Cómo combatirlas
Si las chinches ya han ocupado el hogar, hay que llamar a una empresa de control de plagas para que acabe con ellas. Si se ha encontrado algún ejemplar aislado, hay algunos remedios más sencillos para hacerlas desaparecer. Estos son:
1- Vinagre y bicarbonato. Se mezcla una cuchara pequeña de bicarbonato en un envase con vinagre y se rocía por donde pueda haber chiches.
2- Menta. El olor de la menta les molesta mucho, así que se puede esparcir unas gotas sobre el colchón.
3- Clavos de olor. Pulverizar una infusión hecha con esta especia o colocar clavos de olor directamente en el colchón es otra opción.
4- Cúrcuma. Su composición a base de curcumina hace que estos insectos se queden sin aire y se asfixien.
5- Lavanda. El olor acre que desprende emite compuestos químicos tóxicos infalibles contra las chinches. Se mezcla en un pulverizador agua con 30 gotas de aceite de lavanda y se esparce sobre las zonas afectadas.
6- Alcohol isopropílico. Si se esparce por la superficie afectada, su olor asfixiará a estos parásitos en solo unos minutos.
7- Frío. Las chinches odian el frío así que en días de temperaturas bajas hay que ventilar bien la habitación y dejar las ventanas abiertas. Otra opción es colocar la ropa infestada durante varios días en el congelador bien cerrada en bolsas herméticas.
8- Calor. Estos parásitos mueren cuando su temperatura corporal llega a los 45ºC, de forma que se puede acabar con ellos lavando la ropa de cama en la lavadora a 50ºC y metiéndola después en la secadora. Usar la vaporeta a 180ºC allí donde pueda haber chinches también es una solución.
9- Sol. Una exposición prolongada al sol de las prendas infestadas en un día de mucho calor puede acabar con las chinches.
10- Aspirador. Es muy útil para erradicar todo tipo de insectos y ácaros, ya que permite llegar a aquellas grietas o espacios donde se ocultan las chinches.
Para evitar la aparición de chinches en casa es importante mantener la habitación siempre limpia, lavar con frecuencia toda la ropa de cama, vigilar el estado del colchón y revisar bien todo el equipaje al volver de viaje. Más vale prevenir...