La salud y el bienestar de las mascotas es una de las mayores preocupaciones para los amantes de los animales. Cuando tienes un perro, en caso de que esté enfermo, lo podrás notar rápidamente, algo que no pasa con los gatos. Un dato que mucha gente desconoce es que estos felinos suelen ser más discretos y ocultan sus patologías, lo que dificulta conocer su verdadero estado de salud.
Existen varios síntomas y comportamientos inusuales que indican que un gato no se encuentra bien o está enfermo. Sin embargo, la prevención será siempre la mejor medida para cuidar de nuestros amigos felinos. Algunos problemas de salud se pueden evitar llevándolos al veterinario cada 6 o 12 meses, especialmente cuando tienen más de ocho años.
Para asegurarnos de que un gato se encuentra bien y no sufre ninguna patología, es importante conocer su comportamiento, sus actividades principales y sus necesidades. Estos conocimientos básicos nos servirán para saber detectar por nuestros propios medios cuándo algo va mal o cuándo debemos acudir al veterinario.
Los gatos dividen su actividad diaria en tres acciones básicas: comer, jugar y dormir. Por lo que el primer paso para saber si tu mascota está en perfecto estado será poner atención en su actividad e identificar si algún aspecto se ha visto alterado.
Los siguientes indicadores te ayudarán a comprobar si tu gato goza de buena salud o si debes acudir al veterinario:
1. Piel y pelaje. Es un buen signo de la salud de estos felinos. Esta debe ser suave y de color rosa o negro, mientras que su pelaje deber ser suave y brillante. Si encontramos arañazos y costras o notamos caída de pelo, significa que sufre alguna enfermedad en la piel.
En caso de que el gato presente arañazos de consideración acompañados por pequeños lunares negros en el pelaje, podría tener algún parásito externo, como pulgas.
2. Dientes y encías. La salud dental es un factor importante que muchas veces se pasa por alto. Si tu gato presenta enrojecimiento en la boca o alrededor de ella, inflamación en las encías o mal aliento, podría sufrir una enfermedad bucal.
3. Huesos y articulaciones. Los gatos se caracterizan por su agilidad y sus habilidades para saltar. Si el felino tarda en levantarse o echarse, si no salta tan alto como suele hacerlo normalmente o si tiene problemas para subir y bajar las escaleras, puede ser que presente un problema en los huesos o en las articulaciones.
4. Beber y orinar más de lo normal. Si el gato bebe más agua y usa el cajón más de lo normal pueden ser síntomas de diabetes o problemas renales. Además, si usa el arenero con frecuencia y observas que no orina mucha cantidad, llora o sangra significa que tiene infección renal, una afección bastante común en los gatos.
Estas son infecciones fáciles de tratar, pero otras más graves pueden derivar en una enfermedad del tracto urinario inferior si no se atienden a tiempo y suponen un gran riesgo para tu mascota.
5. Vómitos, diarrea o estreñimiento. Estos síntomas suelen ser signos de varias enfermedades como problemas intestinales, renales o del hígado. Si el vómito va acompañado de letargo, depresión, diarrea o pérdida de apetito puede significar que padece otro problema subyacente.
6. Dificultad respiratoria. Es uno de los signos más preocupantes. A diferencia de los perros, los gatos no respiran con la boca abierta, por lo que si notas que el gato jadea, le cuesta respirar, respira de forma acelerada, tose o hace ruido al respirar, debes acudir de inmediato al veterinario. Esta patología podría causar la muerte del animal.
7. Inclinación de la cabeza y desorientación. Otro síntoma al que se debe prestar especial atención es a la inclinación de la cabeza y a la sensación de que deambula desorientado. Estas podrían ser señales de problemas neurológicos o patologías relacionadas al oído o la respiración. En ocasiones estas afecciones también causan secreción ocular o presencia de mucosidad.