La herencia es un proceso jurídico mediante el cual los bienes, derechos y obligaciones de una persona fallecida se transfieren a sus herederos. Este procedimiento puede volverse complicado por la cantidad de trámites que deben seguirse y, en ocasiones, genera conflictos entre los beneficiarios.
La legislación actual queda regida por el Código Civil, que establece dos tipos de herederos: los herederos legítimos, designados por ley, y los herederos testamentarios, designados a través de un testamento.
Cuando una persona fallece sin haber dejado claro cómo repartir una propiedad entre varios herederos, se pueden generar tensiones que pueden afectar a las relaciones familiares. Por lo tanto, vamos a echar un vistazo a cómo hay que actuar en estos casos.
La herencia de una vivienda
En la mayoría de los casos, heredar una casa entre varios hermanos implica que la propiedad se distribuye de manera equitativa. Esto significa que si, por ejemplo, la herencia es dividida entre dos hermanos, cada uno recibirá el 50% de la vivienda.
Este tipo de propiedad compartida se conoce como "proindiviso", un término jurídico que indica que varias personas tienen derechos parciales sobre una propiedad, pero ninguno puede disponer de ella de manera total.
El problema surge en la gestión de un bien indivisible como una vivienda, ya que, a diferencia de otros bienes, no puede partirse físicamente entre los herederos. Esto obliga a las partes involucradas a llegar a un acuerdo sobre cómo gestionar la vivienda heredada.
Opciones para repartir una vivienda heredada
Existen diferentes alternativas para resolver el proindiviso de una vivienda heredada entre hermanos. La legislación promueve que los herederos lleguen a un acuerdo amistoso, evitando el conflicto y, en última instancia, los procedimientos judiciales.
A continuación, se detallan las principales opciones que tienen los herederos para gestionar el inmueble.
Venta de la propiedad
Una de las soluciones más comunes es vender la vivienda heredada y repartir el dinero obtenido entre los herederos de manera proporcional. Esta opción requiere el consenso de todas las partes involucradas.
Para proceder con la venta, es necesario inscribir la propiedad a nombre de los herederos en el registro de la propiedad, lo que supone gastos de notaría e inscripción que deben asumirse por igual.
Una vez realizada la venta, el valor de la vivienda se reparte equitativamente entre los herederos, lo que suele ser la opción más sencilla y rápida cuando hay acuerdo entre las partes.
Adquisición por uno de los herederos
Otra alternativa es que uno de los herederos decida quedarse con la propiedad en su totalidad, comprando la parte correspondiente a los demás hermanos. En este caso, el heredero interesado tendrá un derecho preferente de adquisición, lo que significa que podrá adquirir la propiedad antes que un tercero.
Si las partes llegan a un acuerdo sobre el precio y las condiciones de la compra, este procedimiento puede evitar la venta a terceros. No obstante, si no se llega a un consenso, el conflicto puede derivar en un proceso judicial.
Subasta pública
Cuando no es posible alcanzar un acuerdo entre los herederos, la legislación permite que la vivienda se venda a través de una subasta pública. Esta opción puede resultar en una solución final si las tensiones entre las partes son insalvables.
Para llevar a cabo este procedimiento, es necesario presentar una demanda de división de cosa común ante un juez, quien determinará el precio de salida de la subasta con base en la tasación de un profesional.
Alquilar la vivienda: una opción alternativa
Además de las tres opciones mencionadas, existe una alternativa menos conocida pero igualmente válida: alquilar la vivienda heredada a un tercero. En este caso, los herederos mantienen la copropiedad de la vivienda, pero acuerdan dividir los ingresos obtenidos de manera proporcional.
Esta opción es especialmente interesante cuando no se desea vender la propiedad, pero tampoco se quiere hacer uso personal de la misma.