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¿Cómo se rescata una patera en alta mar?

Navarros del barco de salvamento Aita Mari explicaron en el IES Irubide sobre los problemas a los que se enfrentan
Isabel Eguiguren, Íñigo Mijangos e Iñaki Goñi, junto a los alumnos del IES Irubide y del IES Eunate.

Los alumnos de 4º de la ESO del IES Irubide, junto a los de 1º de Bachillerato del IES Eunate, que forman parte del proyecto de Escuelas Solidarias, asistieron a una charla, este miércoles, en el mismo instituto IES Irubide, sobre los campos de refugiados en la isla de Chios (Grecia) y el procedimiento de rescate de una patera con refugiados desde un barco de salvamento.

La conferencia fue impartida por Iñaki Goñi, traumatólogo; Isabel Eguiguren, periodista; e Íñigo Mijangos, capitán de barco; miembros del Salvamento Marítimo Humanitario Aita Mari, ganadores del Premio Internacional Navarra a la Solidaridad 2022.

Desagradable a propósito

Por un lado, Eguiguren relató las condiciones deplorables en las que se encuentran los campos de refugiados en Grecia, en concreto, en la isla de Chios. “El campo no tiene puertas y está alejado de cualquier ciudad de la isla. Está rodeado por un fuerte olor a suciedad y está infestado de ratas. El problema viene con que este sitio se ha hecho tan desagradable por fines políticos; para evitar que los refugiados vengan”, afirmó Eguiguren.

Por otro lado, Goñi y Mijangos explicaron el proceso de rescate de una patera y las enfermedades más comunes de los refugiados. “Cuando vemos un bote, nos acercamos en un grupo de reconocimiento con una lancha para ver si hay gente vulnerable en la patera, como mujeres embarazadas o niños, e intentamos tranquilizarles, porque en un primer momento se piensan que somos la Policía que viene a devolverles a su país”, explicó Goñi. Después, en varios viajes, van moviendo a los refugiados dentro del barco de salvamento, donde les someten a pruebas médicas como el test de antígenos, para ver si tienen covid.

Así, las enfermedades más comunes que presentan los refugiados son “la sarna, deshidratación, hipotensión, hipoglucemia, quemaduras, heridas, lesiones previas mal tratadas, problemas respiratorios (principalmente por digerir agua) y lesiones de malos tratos”, comentó Goñi.

“Los primeros que llegan están muy débiles, asustados. Una vez que nos confirman un puerto para desembarcar, cosa que puede durar días, se alegran un poco más”, sentenció Goñi.

Por último, mostraron un vídeo sin editar de un rescate que realizaron ellos mismos, donde se pudo apreciar el miedo de los refugiados cuando se acercaban con el bote de salvamento hacía ellos. A pesar de tener a un miembro que hablaba su idioma natal e intentaba tranquilizarlos, estaban dominados por el miedo.

Los estudiantes hablan

Ahora bien, no solo hablaron los miembros del Aita Mari, sino que también los alumnos de los institutos Irubide y Eunate tomaron la palabra haciéndoles preguntas a los conferenciantes.

La tanda de preguntas comenzó con un alumno preguntándole a Mijangos “¿Alguna vez habéis estado en peligro por llevar a gente en los barcos?”. A lo que él respondió que “la criminalización de los rescates está siempre ahí, dicen que favorecemos la inmigración. No nos podemos desviar del rumbo pactado, que suele ser de Burriana (Comunidad Valenciana) a Siracusa (Italia). No podemos alterar el trayecto por mucho que veamos una barcaza. Podríamos tener hasta una sanción administrativa de 500.000 euros”, afirmó Mijangos.

Las cuestiones continuaron con un alumno planteándole a los marineros “¿Cómo os sentís al llegar a casa sabiendo que habéis salvado a personas?”. Mijangos sentenció que “aunque te sientes con satisfacción al ver a los refugiados pisar suelo y curarse, también te llenas de frustración porque ves en primera persona injusticias que no se van a solucionar a corto plazo”.

Una alumna, intrigada por la cantidad de personas que aparecían en el vídeo mostrado por los conferenciantes, preguntó “¿Cuál es el máximo de barcos y personas que podéis rescatar en una misión?”. A lo que respondió Mijangos que “no es tanto por los barcos, sino por la gente. En nuestra embarcación caben hasta 150 personas, por tema de espacio y equilibrio”.

El barco tiene límites

Así, un atrevido estudiante les cuestionó si “no siempre llegáis a tiempo, ¿no?”. A lo que Mijangos se vio obligado a contestar que, “es algo que pasa siempre. El barco tiene una capacidad y una velocidad máxima. No podemos hacer más de lo que el barco permita, por mucho que queramos”.

Otro alumno, a raíz de la explicación de Goñi sobre los procedimientos médicos que se le hacen a los refugiados, incluyendo los test de antígenos para comprobar si alguno tiene covid, les preguntó “¿Qué pasa si alguien tiene covid?”. El propio Goñi respondió que “intentamos tenerlos aislados en la parte de proa, aunque al ser un barco no tenemos demasiado espacio”.

Por último, una alumna preguntó si “¿alguna vez habéis tenido problemas al desembarcar?”. A lo que Mijangos respondió que “ la Policía controla todo el proceso de desembarco y nos dicta que hacer. Así que los mayores problemas responden a la burocracia”.

24/11/2022