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Como un gol en el 90

La continuidad de Zubimendi confirma el cambio de paradigma de la Real

"Sei bella come un gol al 90" dice la famosa frase italiana de amor-futbolera. Quien sepa de esto sabrá exactamente el significado emocional de esas palabras. Porque vivir la victoria al borde del abismo es una sensación sin igual. El éxtasis máximo. El traspaso efímero a la felicidad absoluta que abrazas sin soltar. Esa que sentimos ayer cuando Martín Zubimendi rechazaba el ultimátum del Liverpool y decidía, de forma valiente, quedarse en esta humilde aldea donostiarra. Bajo el fuerte del Castillo de la Mota conocido mundialmente como el Monte Urgull.

La decisión de Martín Zubimendi es, por contrario de lo que puedan pensar muchos aficionados del Liverpool afectados por la resignación de un rechazo en toda regla, la muestra más grande ambición posible. ¿No es acaso querer ganar con tu gente el acto de mayor coraje que puede haber en el fútbol? Hay que tener los bemoles bien puestos para rechazar a uno de los mejores equipos del mundo, con un sueldo ostensiblemente superior a la mega oferta de renovación de la Real, para seguir forjando tu leyenda en el club de tu infancia, familia y amigos. 

Pero Zubimendi no se queda por Urgull, Ulia y su perro. La Real ha alcanzado la cota de haber podido mantener un pulso idéntico al que tuvo hace 20 años con el Liverpool por un jugador. Y ganarlo. La elección de Martín es consecuencia de lo logrado estos años y del camino por recorrer, y sienta un precedente que Mikel Oyarzabal ya había marcado hace unos años cuando evitó la tentación cityzen. Ya no es uno, son 2 jugadores canteranos que han rechazado a los más grandes para seguir en casa en el último lustro. Ya no tenemos que sentir orgullo de aquel que triunfa en Munich. Ahora el honor se queda en casa. Pero el trabajo continúa. Ellos están cumpliendo su parte del trato hacia con la afición. Es momento de devolverlo y demostrar que lo que escogieron fue la decisión correcta. Honor, Martín.

13/08/2024