La tarde de los transistores, que evocó a un fútbol de otro tiempo, ese que añoran muchos en el Athletic, pues casi cualquier tiempo pasado fue mejor, especialmente por aquello de la incapacidad del equipo para hacer gol; y el de las despedidas -Raúl García, por lo que pudiera pasar, se fotografió junto a su mujer y sus dos hijos sobre el verde de San Mamés antes del arranque del partido-, acabó en película de terror escrita por el mejor de los guionistas de Hollywood. Cuando todo parecía favorable al Athletic, pese a su incapacidad anotadora, al que los resultados de la jornada hicieron incluso que le valiera con un empate ante el Elche, descendido oficialmente semanas atrás pero sentenciado prácticamente desde el inicio de la liga, Unai Simón se quedó cortó al golpear en largo, el conjunto ilicitano no perdonó en la contra, ya en el tiempo de añadido, y los rojiblancos volvieron a la casilla de salida. Ya no dependen de sí mismos en la última jornada para volver a Europa.
Ninguna sorpresa, eso sí. No es un hecho novedoso, más bien todo lo contrario, pues se trata de un mal que ha perseguido al Athletic en las últimas semanas de competición y que también sería extrapolable a las cinco últimas campañas, todas en las que se ha quedado fuera de Europa. Este curso, en concreto, siempre que ha tenido la posibilidad de depender de sí mismo para alcanzar equis posición, bien la sexta o la séptima, ha fallado. Así, imaginar que ante el Elche no sucedería lo mismo era mucho confiar.
El Athletic se quedó sin marcar en liga por décima vez en San Mamés esta temporada. Una cifra preocupante, que supone no haber anotado un solo gol en más de la mitad de los 19 encuentros que se han celebrado en ‘La Catedral’. La cifra se dispara hasta los 16 si se contabilizan los partidos a domicilio.
En concreto, sucedió lo de (casi) siempre, con mención especial a muchos de los encuentros celebrados en San Mamés. El Athletic llevó la manija del partido, pese a un comienzo extraño que incluso provocó una sonora pitada de la grada, coincidiendo con un remate al palo del Elche, se volcó en ataque y terminó el encuentro encerrando al equipo ilicitano en su área. Pero se volvió a estrellar con un muro, y no precisamente el del rival, al que le bastó con defender de manera ordenada para no pasar excesivos apuros, salvo en acciones muy puntuales. Como ha sucedido en más de la mitad de los encuentros disputados en San Mamés, el conjunto bilbaino se quedó de vacío, pese a que Ernesto Valverde probó con toda su artillería.
Este curso, en el que el Athletic aguarda un milagro de última hora, pues los leones no dependen de sí mismos para disputar la próxima edición de la Conference League, el mal goleador del equipo se ha disparado, hasta el punto de que se ha quedado sin marcar en diez de los diecinueve encuentros que ha disputado en liga en San Mamés. Una cifra que explica la pobre cosecha de puntos del equipo en La Catedral, donde tan solo ha obtenido 27 de los 57 puntos que se han puesto en juego. Ante el Elche pudo maquillar sus números, pero qué va. El Athletic solo es, a la espera de que acabe la temporada y de lo que hagan Celta y Valladolid en la última jornada, el décimo tercer mejor equipo actuando de local, empatado con otros tres y con solo cuatro equipos por debajo. O, lo que es lo mismo, el quinto peor empatado con otros tres.
Por si fuera poco el dramatismo de caer ante el colista en una cita en la que el Athletic tuvo Europa casi en su mano, el guion tenía preparada una vuelta de tuerca más. Como quiera que fue el último encuentro de Mikel Balenziaga en San Mamés, el club le tenía preparado un homenaje que quedó totalmente deslucido por lo sucedido en los 90 minutos. Balenziaga no se merecía un adiós así.