El proyecto Aquila a–LIFE llega a su tercer y último año en la comarca de Rioja Alavesa. Y lo hace con la implicación de varios bodegueros colaborando con el departamento foral de Medio Ambiente, mostrando su sensibilidad por la biodiversidad al estar realizando el engorroso trabajo de retirar alambres de las plantaciones en espaldera para evitar colisiones y el volver a colocarlo cuando la planta ha comenzado a crecer, para que pueda sujetarse.
Según confirma el departamento que dirige José Antonio Galera, son numerosas las acciones que se están llevando a cabo, entre ellas el reforzamiento poblacional. Y es que, en total, se han liberado hasta la fecha once pollos de águila Bonelli desde el año 2020, y tiene previsto liberarse otros cinco o seis esta próxima primavera. Álava, Asturias, Extremadura, Castilla León, Castilla La Mancha, Navarra, Aragón, e incluso Portugal, han sido algunos de los lugares que estos jóvenes ejemplares han llegado a visitar en su período de dispersión.
Durante estos meses y en esos vuelos, las aves han tenido que lidiar diariamente con diferentes amenazas: electrocución o colisión con tendidos eléctricos y otras infraestructuras, molestias humanas, depredadores naturales, ahogamiento en balsas de agua, entre otras.
Entre todas ellas destaca una amenaza que resulta muy relevante como es la electrocución y por ello se están corrigiendo apoyos y tendidos que resultan peligrosos.
Otra amenaza que también es preocupante es la colisión. Una de las acciones previstas del proyecto consiste en reducir este peligro de colisión para las águilas, y es por ello por lo que se ha impulsado una campaña de colaboración voluntaria con bodegas y viticultores locales, enfocada en la reducción de colisión en el viñedo en espaldera que usa varios hilos de alambre.
Estas estructuras metálicas en espaldera son cada vez más frecuentes en el paisaje de Rioja Alavesa, y durante el tiempo en el que no hay vegetación (tras la poda) los alambres que guían los sarmientos quedan suspendidos en el aire entre los postes que los sujetan.
Debido a su rigidez y su escaso grosor, estos alambres son poco detectables para nuestras águilas, así como para otras aves. Por ello se convierten en un auténtico peligro, porque la abundancia de presas existentes en muchos viñedos atrae a menudo a cazar a águilas y demás depredadores, corriendo el riesgo de colisionar con los alambres con resultados fatales.
Es por ello, que el equilibrio entre presas y depredadores, que podría regularse de forma natural, se ve descompensado por estas estructuras doblemente: por una parte, los alambres proporcionan cobijo a las presas, y por otra, se reduce la población de depredadores a causa de los accidentes mortales por colisión. Por otra parte, también las aves presa como perdices, zorzales, becadas y codornices, se ven afectadas por las colisiones.
En el marco del proyecto, en los dos años anteriores, se probó el uso de una cinta o fleje que sustituyera el alambre, de color blanco y más anchura por lo que es más detectable. Su ventaja es que es más flexible que el alambre por lo que en una colisión las consecuencias del choque sobre el ave son menores. Pasado este tiempo se ha comprobado que la durabilidad del material es muy corta, lo cual ha demostrado que su uso no es aconsejable, debido sobre todo al residuo de plástico generado y al encarecimiento del sistema si éste debe de ser sustituido cada pocos años.
Vitivinicultores Una posible solución que ya se está probando actualmente mediante la colaboración con varias bodegas y viticultores, consiste en bajar estos alambres suspendidos hasta la altura de la cepa durante los meses en los que no hay sarmientos ni hoja; desde diciembre hasta abril aproximadamente. De esa manera, se reduce considerablemente el riesgo de colisión de los ejemplares de águila Bonelli, y a la vez se favorece que otras aves también se vean beneficiadas de esta medida.
Se trata de una experiencia piloto y demostrativa con vistas a poder exportar el método a todos aquellos viñedos de la Rioja Alavesa ubicados en zonas de interés para el Águila de Bonelli y otras especies de aves amenazadas; aportando un valor añadido a la viticultura respetuosa y compatible con la naturaleza. Su ventaja alcanza a todo el reino de las aves, porque el efecto amortiguador favorecerá a un gran número de especies: grandes rapaces diurnas y nocturnas, esteparias, cinegéticas, etc.
Además, a las bodegas o viticultores que participen en esta iniciativa, se les concederá la posibilidad de incluir el sello de Viñedo colaborador con el Proyecto Espaldera, por su implicación en la conservación y protección de la especie. Se les dará la opción de incluir información sobre el proyecto y difundirlo a través de sus redes sociales, además de un panel informativo que podrán colocar en aquellas fincas en las que se esté llevando la iniciativa, de tal modo que muestre el compromiso con el proyecto.
Algunas bodegas ya han comenzado con esta prueba piloto: Casa Primicia, Eguren Ugarte, Bodegas Murúa, Bodegas Faustino o Bodegas Baigorri. Además, desde Medio Ambiente de la Diputación Foral de Álava se anima a bodegas o agricultores interesados en el proyecto a unirse a él poniéndose en contacto con el Servicio de Patrimonio Natural a través del correo electrónico biodiversidad@araba.eus.