El euríbor ha roto una racha de seis años con sus niveles de cotización en negativo, desde febrero de 2016, y ha cerrado abril en el 0,013%, es decir con una media mensual positiva. Esta subida afectará sin duda a tu hipoteca en mayor o menor medida.
Con un alza del índice como el actual, que ha subido aproximadamente medio punto porcentual en el último año, puede suponer un incremento de las cuotas hipotecarias que se situaría entre los 170 y los 350 euros al año. Las de mayor cuantía pueden registrar alzas incluso de 600 euros. Es decir, entre 14 y 29 euros al mes. La cuantía final siempre dependerá del calendario de revisión de cada hipoteca y del diferencial que tenga comprometido cada ciudadano con su banco, así como del tipo de crédito hipotecario, si es fijo o variable.
Ante esta tesitura es normal que nos preguntemos qué va a pasar ahora con las hipotecas y si es mejor tener una a tipo fijo o a tipo variable, e incluso si es buen momento para cambiar de hipoteca o de entidad bancaria.
Con la subida del euríbor la banca ha encarecido las hipotecas. Sobre todo las fijas, porque al banco le interesa más que firmes una variable, con la que ganará más dinero por en un escenario de subida de euríbor y previsiblemente de tipos de interés en lo que queda de año.
Por eso, en principio, las hipotecas a tipo fijo son las más interesantes para tu bolsillo y son las más habituales en estos momentos.
Los bancos están notando ya un creciente interés de los hipotecados por modificar las condiciones de financiación y evitar así el alza de tipos.
Según HelpMyCash, con el euríbor en positivo, los préstamos variables contratados entre 2011 y 2015 pasarán a ser más caros que la hipoteca fija media.
Por ello debes de tener en cuenta que para conseguir un préstamo más barato puedes pasar de interés variable a fijo negociando con el banco (novación) o cambiando de entidad (subrogación). También puedes cancelar tu hipoteca y contratar otra con mejores condiciones. Cada una tiene sus ventajas e inconvenientes, además de diferentes comisiones.
Lo mejor es que acudas a tu banco o a otra entidad y hagáis cuentas de lo que más te conviene y así tomar la mejor decisión para tu bolsillo.
Según el portal Idealista ahora es el mejor momento para cambiar de hipoteca variable a fija. Estos son los tres métodos para cambiar.
Novación
Es la modificación de las condiciones iniciales de la hipoteca que permite renegociar el contrato. Es una de las opciones más recomendables si lo único que queremos es cambiar la hipoteca variable a fija. Tan solo hay que ponerse en contacto con el banco y hacerle saber nuestra intención. El banco estudiará el caso y decidirá llevar a cabo o no los cambios.
Si hacemos el cambio mediante novación, la comisión es del 0,15% durante los tres primeros años de la hipoteca. Cuando finaliza este período, la comisión desaparece.
Subrogación
La subrogación del acreedor consiste en cambiar la hipoteca a otro banco, es decir, que la deuda que tenemos con una entidad pase a otra. Este caso suele darse cuando comparamos diferentes hipotecas y encontramos un banco que ofrece mejores condiciones que el nuestro. Con el nuevo banco se definen nuevas condiciones, por lo que se puede pasar sin problema a una hipoteca fija.
La comisión por subrogación del acreedor es la misma que la de la novación: 0,15% durante los tres primeros años y la desaparición de la misma cuando finalizan. Además, se cobra un coste por la tasación de la vivienda, que suele situarse entre los 300 y los 600 euros, dependiendo de la vivienda.
Cancelación y contratación de una hipoteca nueva
También es posible cerrar nuestra hipoteca y abrir una nueva en la que establezcamos un tipo de interés fijo. Esta opción suele recomendarse si, además de cambiar el tipo de hipoteca, queremos ampliarla. Cancelar la antigua hipoteca puede suponer un coste de hasta el 1% del precio de la misma, a lo que hay que sumar los impuestos relacionados con la nueva hipoteca.