Esta vez no habrá nadie sentado en ninguna de las butacas del Principal. Todo el aforo del centenario teatro permanecerá vacío. Eso no quiere decir que no vaya a haber público. Todo lo contrario. De hecho, desde hace semanas no queda ni una sola entrada disponible. La cuestión es que en esta ocasión, todos los espectadores van a estar sobre las tablas junto a los intérpretes que dan vida a Sexberdinak. Eso sí, sentados en sillas de ruedas.
La cuadragésimo séptima edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz acoge este sábado en el espacio de la calle San Prudencio dos representaciones de esta obra producida por Tanttaka en la que se abordan el amor, el sexo, la soledad y los prejuicios de la gente. Telmo Irureta (coautor del texto junto a Kepa Errasti) y Aitziber Garmendia dan vida entre los espectadores a un periodista con parálisis cerebral y a una vendedora de caramelos que anda sumida en contradicciones.
Bajo la dirección de Mireia Gabilondo, ambos personajes “explicarán sin complejo alguno sus vivencias afectivo sexuales para demostrar que cada uno de nosotros, con su parálisis particular, tenemos diferentes miedos, sueños e ilusiones”, según describen desde la compañía. La intención es presentar “una historia de dos amigos, una historia de crecimiento personal teñida de humor y dolor a partes iguales”.
Tanto con la versión en euskera que se puede ver en Gasteiz como con la de castellano, Tanttaka está consiguiendo realizar un más que importante recorrido, llevando a escena una cuestión que va más allá de lo físico y lo sexual, que pone frente al espejo a una sociedad que, por lo general, prefiere mirar hacia otro lado cuando de personas con discapacidad se trata, algo que todavía se agudiza más cuando toca hablar de cuestiones íntimas.
Por eso también, la apuesta de situar al público en torno a la escena y sentarlo en sillas de ruedas, para que además de ver, se sienta participe de las cuestiones que se están tratando. Se busca, aunque sea de manera simbólica, que los presentes se pongan en la piel del otro, en este caso, de Irureta. De momento la respuesta está siendo más que buena en este sentido. Es verdad que la decisión obliga a la compañía a hacer pases para pocas personas al mismo tiempo, pero el efecto se consigue, como van a poder comprobar en propia piel quienes este sábado acudan al Principal bien a las 19.00. bien a las 21.00 horas.