Primer día sin mascarilla obligatoria en algunos espacios interiores, pero con mascarilla voluntaria en muchos de ellos. En el autobús hay que ponérsela y así lo hacen obedientemente los pocos viajeros que a las 8.30 horas suben a la línea 10 de Tuvisa; las aulas están cerradas por vacaciones y se nota la ausencia de escolares acompañados por sus padres y madres. En la radio, Ángels Barceló recuerda que es obligatoria en el transporte público ante la impasividad de los usuarios; todos con la cara cubierta.
Entre los viandantes hay de todo, unos con y otros sin, pero todavía se ven muchas mascarillas, ya sea por el frío, la gripe, los catarros, el covid o por el tan recurrido por si acaso... En una panadería de Abendaño llevan mascarilla tanto quien dispensa pan como quien lo compra; en la pescadería de al lado, no. Al pasar por las cristaleras de los negocios más pequeños, trabajadores y trabajadoras se han desprendido de ella. "Ya tenía ganas, para trabajar es un latazo; ni escucho bien ni me oyen cuando hablo, sobre todo por teléfono", cuenta Amelia a las puertas de un bar de la misma calle. "Para mí no ha cambiado nada, en la oficina nos han dicho que la tenemos que seguir llevando y en el bus es obligatoria, así que..., entre uno y otro es donde más horas al día paso", interviene Nati el primer día sin obligación de llevar mascarilla en recintos cerrados. En algunos, claro, ya que hay que ponérsela al entrar a farmacias, hospitales, ambulatorios, tranvía, residencias de mayores, etc. Las excepciones son tantas que habrá que seguir llevándola en el bolsillo.
Dudas en los puestos de trabajo
El quid de la cuestión está en los puestos de trabajo. Ahí son los departamentos de Riesgos Laborales los que marcan la pauta. En grandes empresas como Mercedes y Michelin han decidido mantener la mascarilla. También la plantilla de la declaración de la Renta la lleva puesta a petición de la Diputación.
Osalan, el instituto vasco de seguridad y salud laboral, recomienda a las empresas evaluar si los centros de trabajo cumplen condiciones adecuadas en cuanto a número de trabajadores, distancia entre ellos, ventilación, etc antes de acordar la retirada de las mascarillas.
En los negocios particulares, aunque todavía no han transcurrido muchas horas, se ve de todo. Por lo general, son más los dependientes y dependientas de cara al público que la llevan que la clientela. De hecho, hoy también se han puesto la mascarilla en la charcutería, frutería, panadería, librería y peluquería del entorno de Sancho el Sabio. No así en la administración de lotería, donde ya de por sí tienen cristal de separación.
Fuera mascarillas en los bares
¿Y en los bares? Los hosteleros se quitan la mascarilla y permiten que su personal lo haga. Son los paganos de esta pandemia sanitaria, a los que más exigencias se ha impuesto, junto a los estudiantes, pero éstos están de vacaciones de Semana Santa y en Álava muchos de ellos no regresarán al colegio hasta después de San Prudencio.
Quizá la hostelería sea el sector con más ganas de deshacerse del cubre bocas. Así lo confirman Jose y Lilian desde detrás de la barra del bar situado frente a Marianistas. "El 95% de los clientes que ha entrado hoy por la mañana lo ha hecho sin mascarilla", confirma. Jose también tenía ganas: "en cuanto dijeron que ya no era obligatoria, me la quité", dice. En cambio, su compañera Lilian sigue con ella y le va a costar más tiempo prescindir de la mascarilla. "Poco a poco me la iré quitando, a ratos, en la calle, pero me va a costar", reconoce. Ambos han pasado el coronavirus con síntomas, tienen parientes cercanos que han fallecido por covid y Lilian le ha cogido miedo al virus. "Quítatela, hombre, con la sonrisa tan bonita que tienes", le anima Jose. "Hasta en casa la lleva puesta, a veces", apunta.
En el Poteo de Sancho, Joseba y Iune también sirven los cafés sin mascarillas. "Si un cliente me pide que me la ponga, no voy a discutir, me la pongo y ya está, pero sí, teníamos ganas de quitárnosla; esperemos que no vayamos para atrás", desea. Señala que todavía hay clientela que pregunta si tiene que entrar con o sin mascarillas, las dudas persisten, pero también se dan situaciones singulares, como personas que se la quitan al entrar al bar y se la ponen cuando salen a la calle. Hoy, en nuestro recorrido hemos visto a más de uno actuar de esta manera.
En la frutería de Lovaina, a Amaia y sus compañeros, la empresa les pide seguir con la mascarilla al menos en las tareas de atención al público, pero para los compradores no es obligatorio, aunque algunas personas no se deshacen tan fácilmente de ella, sobre todo las mayores.
Gimnasios y estadios
Poco a poco, la mascarilla desaparece de gimnasios, polideportivos, centros cívicos, estadios como Mendi y el Buesa Arena, conciertos, teatros, bares y cafeterías. No así de muchos puestos de trabajo. Según el BOE, "en el entorno laboral, con carácter general, no resultará preceptivo el uso de mascarillas. No obstante, los responsables en materia de prevención de riesgos laborales (...) podrán determinar las medidas preventivas adecuadas (...)". ¿Con o sin?