Reala

Con un 9 y una defensa ordenada basta

Una Real blanda e imprecisa también pierde ante un Osasuna que se limitó a aprovechar sus despistes
Oskarsson y Brais se llevan las manos a la cabeza. / JUAN HERRERO

Osasuna también ganó en Anoeta. El último triunfo, ante el último, el pobre Valencia, no puede esconder que la racha de resultados en casa continúa siendo lamentable. Impropia de un conjunto que se vanagloria de ser un nuevo aspirante a entrar en Europa. El nuevo libro de Aperribay tiene una calidad bastante parecida a los de los últimos años, pero es mucho más blando e inocente. En las jugadas a balón parado, en defensa está mucho más expuesto; y en ataque, aunque al Maccabi le hizo dos tantos (le anularon uno), no suele hacer cosquillas a sus adversarios. 

Esta derrota no es ninguna tontería porque pone en entredicho la mejoría global del equipo y porque supone un frenazo en sus aspiraciones a meterse en el vagón de los candidatos a entrar en Europa. Se mire por donde se mire, a esta Real le cuesta mucho más sacar adelante los partidos. Y no hace falta ser un lince ni Johan Cruyff para constatar que la diferencia ayer la marcó un gran 9. Uno de los de verdad, no como los que estamos viendo desfilar en los últimos años desde la marcha de Isak. Budimir marcó un golazo y pudo hacer otros tres. Sin hacer nada del otro mundo, más que aparecer en el sitio en el que debía, ganar muchos duelos aéreos y estar atento con un colmillo retorcido de los que intimidan para entrar en acción en cuanto se le ponía un balón a su alcance. Nosotros seguimos buscando a los tres nuestros que actuaron ayer y que no remataron ninguno de los centros que pusieron sus compañeros. Eso y después mantener la ventaja con una defensa bien organizada. Sin excesivos alardes. Fuerte y dominadora por alto y sin conceder la más mínima licencia para acercarse al gol. Solo con esto, Osasuna se llevó los tres puntos de Anoeta y pudo incluso vencer por más goles. Las cosas como son. No se les vio apurados en ningún momento. También es verdad que en la Liga son conscientes de que cuando consigues ponerte por delante en el marcador contra la Real, como mucho te empata. Si te pones 0-2, la historia está acabada. Triunfo asegurado. Y lo más triste de todo es que Anoeta entero también es consciente de que los suyos no son precisamente los adalides de las remontadas con el hacha de guerra. Les falta personalidad, carácter, orgullo y, por supuesto y sobre todo, gol. Mucho gol. Marcando un tanto por encuentro tienes hipotecado tu futuro. Por cierto, Vicente Moreno no ganaba a domicilio desde Nochevieja de 2021. Tiene bemoles la cosa…

Imanol decidió regresar al guion de Girona para intentar sumar su tercera victoria consecutiva. Es decir, volvió a hacer seis cambios respecto al equipo que cosechó el primer triunfo europeo en Belgrado. La gran sorpresa fue la nueva suplencia de Kubo, que con la progresiva mejoría global ha ido perdiendo su categoría de intocable. Es cierto que no cuajó una buena actuación en Belgrado, pero también lo es que su suplencia no se entiende cuando es de largo el txuri-urdin más desequilibrante y el que más ocasiones suele generar. Eso por un lado. Por otro, para Imanol, Oyarzabal es indiscutible, algo normal por los méritos contraídos esta campaña y en la década. Óskarsson es la apuesta de 20 millones para el 9 y Barrenetxea se encuentra cada vez más en forma. No hay sitio para más. Pero resulta extraño que Kubo se quede fuera de la alineación en condiciones normales. 

La Real entró muy bien

La Real entró muy bien al partido. Enchufada y con las ideas claras. Muy lejos de su habitual actitud contemplativa que más de una vez nos ha sacado a todos de nuestras casillas. Un derbi se juega así. Si eres mejor, intentas imponer tu teórica superioridad, y estás obligado a igualar la intensidad del rival. Aunque enfrente estuviese Osasuna, que en este apartado es de los más fuertes del campeonato.

A los 11 minutos, Juan Cruz agarró con descaro y continuidad a Zubeldia, impidiéndole incluso la posibilidad de rematar. Justo las condiciones que nos habían explicado en verano que iban a ser castigadas. Casualmente o no, solo hemos visto uno de este tipo que ha sido castigado y por supuesto el infractor fue el mismo, Zubeldia. Como no se enteran ni ellos de los cambios de normas, como para entenderles nosotros. Pero aquí subyace el mismo problema de siempre: al final deciden según los colores. Más viejo que Matusalén.

Como suele ser habitual, a la Real le faltaba generar peligro. Su dominio tenía un fallo que se fue evidenciando con el paso de los minutos y es que cada pérdida se convertía en una contra con veneno de Osasuna. Bryan ya había avisado en los primeros minutos con una carrera que truncó Aramburu a la heroica. 

A los 22 minutos, los navarros evidenciaron las miserias del entramado defensivo txuri-urdin, sobre todo en las jugadas a balón parado, al sacar un córner en corto y Torró rematar a la red el centro de Bryan. La Real reaccionó con orgullo y Sucic sacó su fusil para probar a Herrera. Un gran centro de Oyarzabal lo cabeceó a bocajarro Aguerd, pero el meta reaccionó con un paradón. Brais se precipitó al intentar jugar a un toque y la carrera del demonio Bryan la convirtió en el segundo tanto Budimir con una definición de 9. De esas que tanto echamos de menos por estas tierras. 

Pudo ser peor, porque Pulido Santana volvió a demostrar lo fácil que es pitar un penalti en contra de los locales en Anoeta, pero el VAR no tuvo más remedio que explicarle que Aramburu ni había rozado a Boyomo.

En la reanudación estaba claro que Imanol iba a recurrir a Kubo, pero el problema estaba en ¿por quién? El sacrificado fue Óskarsson, que venía de no jugar ningún minuto y que, como asegura gente de su entorno, está alucinando con lo que le está pasando, y por la aparente falta de confianza que tiene Imanol en él.

Se acabó el debate y la tontería

En un cuarto de hora el japonés generó cinco ocasiones para marcar. Se acabó el debate y la tontería. Que se busquen las fórmulas que se necesiten, pero que el nipón sea suplente dos veces seguidas en Liga en un equipo que no tiene pólvora es de juzgado de guardia. Y sí, ya lo sabemos, por momentos peca de individualista y no elige bien, pero aún así sigue estando a otro nivel. Take montó una contra que culminó con un tiro que atrapó Herrera. Su posterior centro lo cabeceó Zubimendi a las manos del meta. Sucic también se topó con el arquero tras una buena pared con el 4. Un servicio de Sergio lo culminó con la testa muy suave Barrene. Kubo probó a Herrera con un gran chut y a los pocos segundos el donostiarra mandó la pelota a las nubes. Sucic volvió a probar fortuna desde lejos y Herrera detuvo en dos tiempos. Ahí se acabó el supuesto vendaval ofensivo alimentado por el huracán Kubo. Budimir estuvo a punto de lograr el tercero tras un error grosero de Sergio y otra finalización de Cruz salió lamiendo el palo de Remiro. Una volea de Kubo, otra vez, al final fue una de las pocas opciones que produjo la Real cuando se acababa el tiempo. En el descuento, ahí sí, cuando ya no quedaba mucho para creer en un milagro, Pulido Santana señaló un penalti por un derribo a Brais que el VAR le corrigió. 

Otra derrota más. Desanda los pasos, esto es Anoeta. Un chollo para los visitantes en este 2024 (cuatro victorias realistas en los últimos 21 partidos en casa). Cuando nos volvíamos a ilusionar y creíamos en que tampoco hay tanta diferencia respecto al curso anterior, un rival de la mitad de la Liga, que cuajó un gran encuentro y al que no queremos restar ningún mérito, te vuelve a pintar la cara. Y se vuelve a instalar entre nosotros la nostalgia, la melancolía y la tristeza. No tiene pinta de que vaya a llegar tan lejos el nuevo libro txuri-urdin. Si tuviese un 9 de verdad como Budimir, quién sabe. Bueno, igual tampoco jugaría…

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28/10/2024