Un hombre ha sido condenado a catorce años y tres meses de cárcel por violar tres veces a una niña de 13 años, hija de su compañera sentimental, a la que amenazó de muerte en las tres ocasiones para que no revelara lo sucedido, a pesar del vínculo, semejante a una "relación paternofilial", que mantenía con ella.
En una sentencia a la que ha tenido acceso EFE, la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa considera a este hombre autor de un delito continuado de abuso sexual por el que, además de la citada pena de cárcel le impone otros nueve años de libertad vigilada, y le obliga a compensar a la víctima con 20.000 euros. Asimismo, le impide comunicarse con la chica y aproximarse a ella durante 16 años.
Para condenar al procesado, el tribunal otorga total credibilidad a la declaración prestada por la menor durante el juicio, celebrado el pasado mes de septiembre, ya que resultó "clara, inconcusa y objetivamente verosímil", además de "sustancialmente coincidente" con las anteriores manifestaciones que hizo tanto a su madre como a los profesionales médicos que la atendieron.
La resolución destaca asimismo la "ausencia de un propósito protervo en la niña o de un ánimo instrumentalizador", todo ello corroborado además por las manifestaciones de su progenitora y por la pericial del equipo psicosocial que se encargó del caso.
El texto judicial recalca que el testimonio de la niña también resultó "persistente", ya que mantuvo "desde el inicio de la causa una versión idéntica, exenta de cualquier ánimo torcido que pudiera operar como causa de incredibilidad subjetiva", además de estar respaldada por "evidentes corroboraciones" con lo que resulta "apta para enervar la presunción de inocencia" del acusado.
Los hechos ahora sentenciados se remontan al mes de octubre de 2019, cuando el procesado, que "mantenía una relación de confianza estrecha" con la víctima "semejante" a un vínculo "paternofilial" asimilable "por afinidad al de un ascendiente", aprovechó un momento en el que la niña dormía para colarse en su habitación y violarla.
La resolución precisa que el hombre, que por entonces tenía 49 años, actuó de esta manera, "con ánimo libidinoso", a sabiendas de que la víctima tenía 13 años, "aprovechando la relación de confianza" que ambos "mantenían" y a pesar de que la niña le pidió que parara y que se marchara.
El hombre no hizo caso de estas peticiones y, según el texto, le respondió "bruscamente" que se callara, le tapó la boca para abusar de ella "sin utilizar preservativo", en un contexto en el que la niña se quedó "paralizada y sin poder decir nada", tras lo que el adulto le advirtió de que, "si contaba algo de lo sucedido, la mataría".
La segunda agresión tuvo lugar en noviembre de aquel mismo año, cuando el inculpado, "actuando en contra de la voluntad" de la pequeña "comenzó a abrazarla y a tocar su cuerpo en la cocina de la vivienda" y, aunque ella "le indicó que la soltara" e intentó "apartarlo", volvió a violarla y a amenazarla de muerte si relataba lo ocurrido. Finalmente, ya en enero de 2020, el hombre volvió a introducirse en la cama de la adolescente, la agredió sexualmente por tercera vez y nuevamente la amenazó con matarla si lo contaba.