Un hombre de nacionalidad brasileña, en situación irregular y vecino de Pamplona, ha sido condenado a 29 meses de prisión después de acosar con insistencia a su expareja, con hasta medio centenar de llamadas telefónicas y lanzarle amenazas de muerte. La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra ha confirmado la sentencia impuesta por el Juzgado de lo Penal número 5 de Pamplona.
La Sala contempla que el acusado mantuvo una relación sentimental con la víctima desde julio hasta finales de septiembre de 2020 cuando ella puso fin a la relación abandonando el domicilio del acusado en el que ambos residían. A partir del cese de la relación, el acusado trató de retomarla llamando a la joven de forma insistente pese a que esta le había pedido que dejara de hacerlo, teniendo finalmente ella que bloquearle, momento en el que empezó a llamarle por whatsapp, hasta que igualmente le bloqueó. Entonces empezó a enviarle mensajes y cuando también le bloqueó, comenzó a comunicarse con ella por Facebook e Instagram. Con el mismo fin de que la víctima retomara la relación, y pese a que ella le pedía que la respetara si no quería hablar con él, aparecía prácticamente de forma diaria en el parque cercano a su domicilio por el que el acusado sacaba a pasear a su perro.
Como quiera que el encausado no cesaba en su actitud, la mujer le dijo que no podía más y que se iba fuera de Pamplona. Estuvo fuera hasta diciembre de 2020, pero el procesado la siguió acosando de igual manera a llamadas a través de la aplicación Duo, realizando de 30 a 50 llamadas diarias. También con la intención de vejarla le decía expresiones tales como “puta, mentirosa, eres una mierda...” y le recordaba que tenía vídeos de índole sexual que podía subir a Internet o mandárselos a su padre por Facebook. El acusado no cesó en su actitud hasta que la mujer cambió de número de teléfono, momento en el que comenzó a ser hostigada desde el perfil de Facebook por una mujer, que era la nueva pareja del procesado. Desde ellí le lanzó mensajes como “te lo juro que te busco donde sea”, “no sabes con quién estás hablando, pero te acordarás toda tu vida”, “si nos cruzamos en algun lado te vuelo la cara, te juro que no fallo”. Consecuencia de ello, la víctima vivió asustada y con miedo, padeció insomnio, ansiedad y se cambió de domiclio, ciudad y de teléfono, modificó sus rutinas diarias de paseo y redujo hábitos sociales.