La Audiencia de Barcelona ha condenado a penas de hasta 5 años y 1 mes de cárcel y 4 años de inhabilitación a seis agentes de los Mossos d'Esquadra que torturaron, agredieron, intimidaron y humillaron de forma "totalmente gratuita e injustificada" a dos jóvenes que se saltaron un control policial en 2016.
En la sentencia, la sección séptima de la Audiencia de Barcelona considera que en este caso concurren todos los elementos "para poder hablar de tortura", ya que los agentes abusaron de su cargo, emplearon un "exceso de violencia inexplicable", castigaron físicamente a los dos jóvenes de forma "injustificada" cuando ya estaban reducidos y esposados y les humillaron e intimidaron diciéndoles que les podrían matar y "no se enteraría nadie".
Los hechos ocurrieron la noche del 23 de abril de 2016, cuando los seis agentes estaban haciendo un control de seguridad ciudadana en Cerdanyola del Vallès (Barcelona) y un vehículo en el que iban dos jóvenes huyó de la zona, a unos 65 kilómetros por hora, y se inició una persecución en que su vehículo acabó impactando contra una estructura de hormigón.
Tras el accidente, según la Audiencia, los seis agentes que estaban en el control, "con ánimo de menoscabar la integridad física, psicológica y moral" de los dos chicos, que no ofrecían resistencia, les propinaron puñetazos y patadas en la cara, cabeza y cuerpo para castigarles por haber huido.
Además, les humillaron e intimidaron diciéndoles cosas como "os podríamos matar y aquí no se enteraría nadie", arrancando un altavoz pesado del maletero y dejándolo caer al suelo junto a ellos para causarles miedo y cortando uno de los cinturones del coche, con el que les golpearon usando la zona de la hebilla.
Debido a estos hechos, uno de los jóvenes sufrió un episodio de ansiedad y miedo severos, por los que se le descencadenó en abril de ese año un brote psicótico, mientras que el otro perdió el 90 % de la agudeza visual en un ojo y también requirió tratamiento psiquiátrico.
La Audiencia, que resalta la "parquedad sorprendente" con que la Fiscalía limitó su acusación a dos delitos de lesiones, atribuye a los seis mossos los delitos de torturas y de lesiones agravadas por imprudencia grave y por alevosía, por lo que impone a uno de los acusados 5 años y un mes de cárcel y 4 años de inhabilitación y a los otros cinco una pena de 4 años de cárcel y 4 de inhabilitación.
La Audiencia, que sitúa a la Generalitat como responsable civil subsidiaria, ordena a los agentes a indemnizar a uno de los acusados con 10.575 euros por las lesiones y las secuelas y al segundo con 39.394 euros, así como con otros 20.000 euros a cada uno de ellos por el daño moral, ya que "la situación vivida, viéndose físicamente agredidos, intimidados y vejados a manos de la fuerza pública supone sin duda una grave afectación que ha de ser reparada o compensada".
Según la Audiencia, en este caso se puede hablar de "tortura" porque los agentes actuaron "abusando" de su cargo y, una vez detenido el vehículo tras el accidente, sin que los jóvenes ofrecieran resistencia, ya que incluso uno se había puesto de rodillas en el suelo "para manifestar su absoluta disposición a colaborar", emplearon un "exceso de violencia inexplicable" y les golpearon, humillaron e intimidaron de forma "totalmente innecesaria y gratuita".
Además, señala que entre los acusados figuraba un sargento que, por ser el responsable al mando, pudo detener la agresión en cualquier momento. Pero no sólo nadie lo intentó siquiera, expone la sentencia, sino que los agentes "se sumaron a la acción con cierto 'alborozo'", ya que los dos chicos dijeron que veían que los agentes "estaban disfrutando", que se reían y que se burlaban de ellos.