Araba

Conectados o aislados, en la era digital

La conexión constante a dispositivos móviles y redes sociales ofrece beneficios pero este mismo vínculo puede transformarse en una trampa, alimentando la adicción no solo en los adultos, también en la infancia

Cada vez más conectados pero, al mismo tiempo, cada vez más aislados.

En la actualidad, el uso de móviles se ha convertido en una parte integral de la sociedad, afectando a todas las generaciones. Desde los más pequeños hasta los adultos, la adicción a estos dispositivos es un fenómeno creciente que plantea serias interrogantes sobre el bienestar, las relaciones sociales e incluso la salud mentak. Si bien los teléfonos inteligentes ofrecen beneficios, –acceso inmediata a información,. estar conectados con amigos y familiares...–, también traen consigo una serie de riesgos.

La conexión a la era digital

La conexión a la era digital es un debate que cada vez está más estudiado por distintos investigadores que explican los pros y contras del uso de la tecnología tanto en adultos como en infancia. Eneko Tejada es Doctor por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y Licenciado en Psicopedagogía por la Universidad de Deusto.

Imparte docencia en la Facultad de Educación de Bilbao y en el Máster Universitario Aprendizaje, Tecnología y Educación de la UPV/EHU y también es uno de los investigadores que ha estudiado recientemente el uso de los móviles en los niños. Según explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, El grupo de investigación Weablearner de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha analizado el ecosistema digital de los niños y niñas de 11-12 años de la CAPV, y han concluido que dos de cada tres tienen un teléfono inteligente.

Utilizan los smartphones sobre todo para hablar con familiares y amigos. Por otra parte, los investigadores destacan que, a esa edad, el acceso a las redes sociales se centra principalmente en el visionado de vídeos y no en la generación de contenidos.

Utilizan los smartphones sobre todo para hablar con familiares y amigos. Por otra parte, los investigadores destacan que, a esa edad, el acceso a las redes sociales se centra principalmente en el visionado de vídeos y no en la generación de contenidos.

Utilizan los smartphones sobre todo para hablar con familiares y amigos. Por otra parte, los investigadores destacan que, a esa edad, el acceso a las redes sociales se centra principalmente en el visionado de vídeos y no en la generación de contenidos.

Así, cabe destacar que los estudios muestran que cada vez más niños y adolescentes están expuestos a pantallas desde edades tempranas, lo que puede afectar su desarrollo social y emocional. La dependencia del móvil puede llevar a problemas como la ansiedad, la depresión y dificultades en las relaciones interpersonales. En adultos, el uso excesivo del móvil puede resultar en distracciones constantes, disminución de la productividad y un impacto negativo en la salud mental.

Eneko Tejada

Según este estudio concreto donde forma parte el investigador Eneko Tejada, el momento de regalar el primer teléfono móvil a los menores es una fuente de inquietud para muchos progenitores. Preocupados por los riesgos asociados al uso del smartphone, cada vez son más las iniciativas que intentan retrasar ese momento.

Según las investigaciones, en el primer curso de la Educación Secundaria Obligatoria, con 13-14 años, todos los alumnos tienen ya un móvil. Conscientes de ello, el equipo de investigación de la UPV/EHU Weablearner, dedicado al análisis de la educación y la tecnología, ha estudiado cómo es el ecosistema digital infantil un año antes, en el último curso de Primaria. Es decir, qué dispositivos digitales utilizan a los 11-12 años y para qué los utilizan.

Es una edad importante para investigar, ya que, aunque la configuración de su cultura digital arranca antes, es entonces cuando empiezan a tener su propio móvil y cuando se produce el mayor cambio"

“Es una edad importante para investigar, ya que, aunque la configuración de su cultura digital arranca antes, es entonces cuando empiezan a tener su propio móvil y cuando se produce el mayor cambio. Regalar un teléfono inteligente se ha convertido en un rito de acceso a una nueva etapa. Supone de algún modo el salto a la adolescencia, ya que se les da la llave para utilizar las redes sociales y, con ello, la entrada a un mundo paralelo. Esto es algo que preocupa especialmente a las familias y se ha extendido también un punto de vista tecnófobo. Por tanto, hemos querido analizar cuál es la situación realmente”, matiza el investigador Eneko Tejada. No obstante, subraya que los niños y niñas de 11-12 años no se sienten muy atraídos por redes sociales cuya función no sea exclusivamente comunicativa. También utilizan esas plataformas, “pero no tanto”. “Las utilizan sobre todo para ver vídeos, fundamentalmente en Youtube, pero entran muy poco en Instagram y en Tik Tok”. “Las redes sociales no son aún uno de sus principales centros de interés y, a diferencia de alumnos y alumnas mayores, no se exponen demasiado. No se puede decir que interaccionen en dichas redes, pues son muy pocos los que generan contenidos. La mayoría se limita a ver los contenidos de otros y les gustan los vídeos cortos, que pueden verse rápidamente”, dice Tejada.

Fases

Según explica el experto, cuando un menor recibe un móvil es recomendable cumplir varias fases. Es decir, para abordar el uso de dispositivos móviles en los más jóvenes, es fundamental establecer un enfoque en varias fases. En primer lugar, es esencial imponer límites claros sobre el acceso a estos dispositivos. Esto sienta las bases para un uso responsable y consciente.

La segunda fase implica un control activo por parte de las familias. En esta etapa, se alienta a los padres a solicitar a sus hijos que les muestren cómo utilizan sus móviles. Este proceso de fiscalización no solo permite a los padres entender mejor las aplicaciones y plataformas que utilizan sus hijos, sino que también abre un espacio para el diálogo y la educación sobre el uso seguro de la tecnología. En la tercera fase entra en juego la autonomía.

Aquí, el enfoque cambia hacia una comunicación más abierta. En lugar de controlar cada aspecto del uso del móvil, los padres invitan a sus hijos a compartir sus experiencias y reflexiones sobre lo que hacen en línea. Este paso es crucial para fomentar la confianza y la responsabilidad personal.

Finalmente, la cuarta fase se centra en la independencia. En este punto, los jóvenes son capaces de gestionar su uso del móvil de manera autónoma, aplicando lo aprendido en las etapas anteriores. “Este enfoque gradual no solo ayuda a los niños y adolescentes a desarrollar habilidades digitales saludables, sino que también fortalece la relación familiar basada en la confianza y el respeto mutuo”, explica.

Por último, según añade, el uso de teléfonos móviles tiene un impacto significativo en las relaciones interpersonales, “aunque desde un enfoque pedagógico no se puede determinar con certeza cómo afecta este uso”. Es importante destacar que la principal función del móvil es la comunicación, y actualmente existen dos ecosistemas en los que interactuamos: el analógico y el digital. El móvil pertenece al segundo ecosistema, y su ausencia puede ser percibida por algunos, especialmente por los padres, como una limitación para que los niños y adolescentes se relacionen con sus pares. “Sin embargo, es fundamental reconocer que un uso inadecuado del dispositivo puede generar problemas en estas relaciones”.

2025-04-07T06:09:03+02:00
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