La pareja integrante de la banda del Badoo, conocida así por servirse de esta red social para atraer al entorno de la localidad zaragozana de Pedrola a hombres con la falsa promesa de mantener relaciones sexuales, ha visto confirmada su condena por parte de la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN), que ha avalado las penas impuestas por la Sección Primera de la Audiencia de Zaragoza por asaltar violentamente a un vecino de Tudela con una trampa sexual.
Los acusados, Hedangeline Candy Arrieta, venezolana de 37 años, y Mohammed Achraf Darai, marroquí de 38, han sido condenados ahora a 12 años y 9 meses de prisión (por robo con violencia, lesiones, detención ilegal y extorsión) por el ataque al tudelano, al que deberán indemnizar con 30.000 euros por las graves lesiones y el daño moral causado. Ambos ya habían sido condenados cada uno a 12 años y 6 meses por el ataque sufrido por un inmigrante rumano domiciliado en La Almunia de Doña Godina (Zaragoza) y a 34 más por el asesinato de un empresario vasco. Ambos fueron atraídos en el verano de 2019 por la pareja hasta el entorno de su residencia en Pedrola y sometidos a violentas torturas para despojarlos de sus objetos de valor y obtener las contraseñas de sus tarjetas de crédito.
El TSJA desesima las alegaciones de los condenados
En el caso ahora confirmado, después de que los condenados recurrieran su sentencia, el tribunal afirma que "la sentencia motiva con mucho detalle la penalidad que impone, con expresa referencia a las circunstancias y hechos que toma en consideración -en particular y como más relevantes, el exceso de violencia e intimidación desplegado por los acusados-".
Además, el acusado recurrió su condena alegando "indefensión, tras mostrar su intención de renunciar a la defensa letrada, confesar, mostrar arrepentimiento y colaborar con la Justicia para esclarecer los hechos". El TSJA desestima dichas alegaciones y recuerda que "ni el rechazo del acusado a su defensa ha sido en tiempo oportuno sino intempestivo, ni racional porque no obedece a motivo real mínimamente objetivable que provoque la pérdida de confianza justo en ese momento previo al juicio, ni con propuesta alternativa de nuevo letrado, ni ha provocado indefensión alguna durante la celebración". El TSJN considera probada la tesis de las acusaciones y el relato de la víctima, que requirió 195 días para curar de sus lesiones con tratamiento rehabilitador y psicológico. Le fue diagnosticado un síndrome de estrés postraumático después de los hechos.
Los hechos probados relatan que el 3 de septiembre de 2019, la pareja hizo picar en la trampa a un empresario tudelano de 58 años al que la acusada y su novio asaltaron para robarle. Todo ocurrió después de que el hombre conociera en Badoo a la mujer bajo el nombre de Bella y con Pamplona como localidad de residencia, aunque le dijo que vivía en Tauste (Zaragoza). Tras intercambiar algunos mensajes, se citaron la noche del 4 de septiembre en la estación de tren de la localidad zaragozana de Luceni, ya que él no tenía vehículo para desplazarse desde Tudela para cenar y pasar la noche con ella en un hotel.
Al llegar a la estación y bajarse del tren, el hombre recibió un golpe en la cabeza con una llave inglesa, según declaró a la Guardia Civil. Aturdido, echó a correr y escuchó a la mujer gritar “mata a ese hijo de puta que se escapa”, si bien pronto le alcanzaron un varón y la propia mujer, quien le apuntó con una pistola a la cabeza. Seguidamente le ataron de pies y manos en la espalda con bridas, le taparon la boca y le pusieron una capucha, al tiempo que le quitaban todas sus pertenencias, y lo introducían en el maletero de un coche.
Liberado tras ser víctima de un robo
Según el relato del empresario navarro, tras intentar sacar dinero de un cajero, Candy y su pareja lo amenazaron con cortarle un dedo si no se ponía en contacto con su familia para pedirles que les entregaran más dinero. La mujer volvió a encañonarlo, pero después de que el empresario insistiese en que no disponía de más liquidez, lo liberaron en un campo agrícola, antes de darse a la fuga con un botín de 650 euros en efectivo, un reloj, un teléfono móvil y unas gafas graduadas.