Si llevadera es la labor cuando entre muchos se comparte la fatiga, la comunidad ucraniana instalada en Vitoria asegura sentirse más arropada y fuerte gracias al calor que le están brindado los ciudadanos del territorio alavés. Viven desde hace días con angustia, miedo, y desolados por la guerra que Vladimir Putin ha iniciado en Ucrania. A miles de kilómetros, se sienten impotentes por no poder ayudar a sus familiares y amigos que sí están en primera línea de fuego. DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA se reúne con la comunidad ucraniana en la tienda Slavianka, un establecimiento ucraniano, que está recogiendo ropa y donaciones de los alaveses para hacérselo llegar a los más golpeados y necesitados por la guerra.
Vira Kurylo no puede evitar llorar cada vez que recuerda que sus padres, hermanos y sobrinos viven atrapados en el conflicto. Concretamente, tiene tres sobrinos pequeños. El más mayor apenas roza los cinco años. Pero con una asombrosa madurez, sabe que cada vez que suenan las alarmas debe actuar con rapidez: se pone en segundos su abrigo y corre hacia el sótano para huir de la muerte. Mientras, sus padres cogen a los más pequeños y recorren el mismo camino. Allí, sin el bienestar emocional que le ha acompañado hasta ahora, con la incertidumbre, y dejando morir su infancia, deja pasar las horas, y los días, consciente de que la calle se ha vuelto un lugar inseguro y hostil para él y para su familia. Desde Vitoria, a miles de kilómetros, no poder proteger a su familia de la sinrazón le quema a Vira.
Por eso, junto al resto de compatriotas ucranianos, colabora en la recogida de alimentos, medicamentos y cualquier donación que quieran realizar los alaveses en la tienda ubicada en la calle Esperanza número 2.
"Cuando se desató la guerra sentí muchísima angustia. Van a destruir Ucrania sin importarles nada. Y verlo desde aquí, con mi familia allí, me ha derrumbado. Ahora intento no pensar. Me he volcado en organizar toda esta recogida de alimentos, clasificarla y ayudar en todo lo que esté en nuestras manos porque no pienso quedar con los brazos cruzados", asegura y añade: "Es increíble el apoyo que estamos recibiendo por parte de todos los vitorianos y alaveses. Nos traen muchísima ropa, muchos medicamentos, alimentos, donaciones€ y así lo vamos a poder llevar a Ucrania para ayudarles también desde Vitoria".
Cerca de ella, Asier López de Arkaute también siente la impotencia de todas las muertes que está causando la guerra. En su día a día se dedica a cuidar del bienestar de los vitorianos, salva vidas ejerciendo de médico, y ha decidido ayudar en todo lo que pueda clasificando los medicamentos que enviarán a la guerra. "Vitoria ha demostrado colaborar. En lo que llevamos de día no ha parado de venir gente para hacer sus donaciones y me siento muy emocionado con ello. Entre todos, estamos ayudando en todo lo que podemos y me parece una acción muy bonita. Hay muchísima gente sufriendo que necesita nuestra ayuda más que nunca", asegura mientras trabaja sin descanso ni agotamiento aprovechando sus días de libranza.
Y mientras él clasifica los medicamentos, Tetiana Hladkova organiza a todos los voluntarios, y decide cómo será el traslado a Ucrania. Y es que los ucranianos que viven en Vitoria se han volcado en la ayuda humanitaria sin descanso y poner la tienda Slavianka en orden mientras se atiende el goteo constante de solidaridad no está siendo sencillo. "Me siento muy afortunada de poder estar ayudando, gracias a todas las personas que se están volcando por ayudar en todo lo que hace falta. Estamos muy orgullosos. También hacemos un llamamiento a todas las asociaciones y ONGs para que se organicen y podamos abarcar mucha más ayuda", solicita.
Borys Popov es otro de los voluntarios que no ha dudado en ayudar. Asegura que le crea mucha importancia y noches de insomnio ver que la guerra no cesa y, por lo tanto, el número de víctimas mortales y de necesitados crece minuto a minuto. Por ello, asegura que "tenemos que apoyar todo lo que podamos, es lo que nos corresponde ahora desde Vitoria, están muriendo muchísimas personas y otros miles de personas no van a tener recursos ni para comer".
Sus palabras son similares a las de Tetiana Fedonova. Esta cliente también está inmersa en el apoyo que puede dar a todos los ucranianos. El apoyo lo realiza incluso desde Barcelona, lugar donde reside su madre. "Se estima que hay un millón de refugiados. 100.000 personas al día. Primero se van a los países más cercanos, pero aún así hay mucha gente sin cobijo y muy necesitada. No habrá ni alimentos para tantas personas, ni ropa€ es una situación muy complicada y angustiada las que están viviendo en la guerra. Hay que luchar por el fin de la guerra. Que dejen de matar y de destruir Ucrania. Pero, mientras tanto, tenemos que solidarizarnos con los más necesitados", concreta.
Desde la Diócesis de Vitoria también están apoyando a los afectados y familiares de la guerra. De hecho, ayer en Vitoria se celebró una misma a favor de la paz. El propio Obispo les llamó para ofrecerles lo que necesiten. El pasado 24 de febrero se convocó un encuentro para rezar por la paz. Y el domingo 27 a la mañana hubo una misa con la comunidad ucraniana de Vitoria en San Vicente para rezar por la paz y en memoria de los muertos a causa de esta guerra y por la tarde en la Gazte Meza con la Pastoral Juvenil y jóvenes hijos de ucranianos.
Por último, la representante de la comunidad de ucranianos de la Iglesia Católica Viktoriya Maksyniv también pide que no decaiga la solidaridad. Se siente angustiada y con rotundidad asegura que "quieren destruir Ucrania". Pone en contexto que está guerra ya comenzó hace 8 años y que ahora "van a rematarla". "Esta guerra va para largo. Putin echará toda la leña al fuego. Mi pueblo resistirá hasta la última gota de sangre. Pero él continuará hasta hacerse con Ucrania. La reacción del mundo ahora es clave", sentencia.