A una hora de que el chupinazo estallara en el cielo de Marcilla, el Palacio de la localidad –el actual Ayuntamiento– acogió a todos los participantes del concurso de los carteles. Maialen Cascán José fue la vencedera en la categoría juvenil y Javier Usúa Apezteguia en el de los adultos. Mientras los ganadores recibían sus premios entre aplausos y jolgorio, en los alrededores del antiguo Ayuntamiento, los marcilleses y marcillesas calentaban motores. Algunos tomaban sus primeras cervezas, otros buscaban la sombra para apreciar el lanzamiento del chupinazo en primera fila, y había quienes abrían sus primer paquete de petardos para ambientar la plaza Cava y la de España.
Después de dos años sin jarana, por fin volvían a mostrar sus llamativas blusas. Como es tradición en Marcilla, cada cuadrilla luce su camisa con su respectivo nombre y colores. Según explicó Idoia Villanueva, natural de la localidad, existe un libro de registro donde se van guardando todos los datos de cada grupo de amigos para que no haya imitaciones. “Las cuadrillas van por quintadas. En la nuestra estamos los del 90 y 91. En una éramos seis y en la otra cuatro, por lo que decidimos unirnos”, comentó Idoia, que expresó sus ganas de que comenzaran las fiestas. “Este día lo vivimos intensamente. Es una cita que une a todo el pueblo. Son tanta las ganas que hoy no he podido ni dormir”, añadió.
Las hermanas Villanueva no fueron las únicas que se mostraron ansiosas por que el Comenzón diera su pistoletazo de salida. A diez minutos del gran evento, los jóvenes invadieron la plaza, que se encontraba a pleno sol, y comenzaron a calentar la garganta a ritmo de la canción Alcohol. Con las cuerda vocales bien afinadas, los marcilleses y marcillesas no dudaron en alzar los brazos con pañuelo rojo en mano. Un gesto al que se sumaron los miembros de la Corporación, en cuyas pañoletas se apreciaba la foto de Celia Ezquerro, integrante del grupo municipal socialista, que falleció el 9 de marzo de 2020 a los 48 años.
Con la voz entrecortada, Raquel Fernández Ayensa, concejala del PSN, tomó la palabra: “Estoy muy orgullosa de poder estar aquí hoy. Espero y deseo que todo el mundo la disfrutéis y la viváis las fiestas como las primeras. Pero no lo tiro sola. Desde allí donde estés Celia, lo tiras conmigo. Esto va por ti. Marcilleses, marcillesas, por los presentes, por los ausentes… ¡Viva San Bartolomé! ¡Viva Marcilla! y feliz fiestas a todos”, exclamó.
Con los sentimientos a flor de piel, a las 13.00 horas explotó el cohete que dio comienzo a las ansiadas fiestas. Un estallido que dio lugar a que los calimochos salieran volando y la charanga tocara sus primeras notas para ambientar la calle. Una labor que fue poco costosa dada las inmensas ganas de la gente. “Las vamos a celebrar a lo grande. Sabemos cómo vamos a empezar pero no cómo las vamos a terminar”, destacó Arancha Landa, de la cuadrilla Las desastres, entre risas. Su amiga Inés Antomás se sumó a la idea y explicó por qué, a diferencias de otras localidades, en Marcilla el Comenzón empieza a las 13.00 horas. “Los de Marcilla somos especiales. Tenemos que hacer el chupinazo a la una del mediodía y le tenemos que cambiar de nombre”, comentó. Otros, en cambio, creen que el acto se retrasó para que la gente pueda almorzar tranquilamente, y hay directamente quienes no le encuentran explicación alguna. El debate está servido. Y la fiesta también.