Socializar no es agotar al cachorro. Es favorecer que viva experiencias distintas y positivas respetando sus periodos de descanso. Socializar tampoco es una cuestión de cantidad, de, por ejemplo, conocer muchos perros, muchas personas, muchas situaciones. Socializar es más una cuestión de calidad, de conocer a los perros adecuados, a las personas adecuadas y vivir distintas situaciones, pero hacerlo al ritmo adecuado. Socializar, por supuesto, también es que el perro integre correctamente en su grupo, en su familia, desde la confianza, el respeto mutuo y el afecto
Todo lo anterior son unas pautas válidas, pero generales. No podemos olvidar que cada cachorro, como individuo único que es, también tendrá su propio temperamento y deberemos adaptar estos primeros meses de vida a sus características únicas.
Después, en torno a los 7, 8 o 9 meses, llegará la última fase de desarrollo, la adolescencia perruna, confusa y a veces complicada como todas las adolescencias, pero esa ya será otra historia.