El frigorífico es uno de los electrodoméstico más indispensables hoy en día y uno de los pocos que, por sus características y funcionalidad, debe de permanecer conectado de forma permanente. Aunque parte de su consumo se realiza durante las horas valle en las que la energía eléctrica puede ser algo más barata, no está de más recordar unos consejos de ahorro, varios de ellos propuestos por la OCU, que al usar tu nevera puede suponer un ahorro en la tu factura de la luz.
El consumo eléctrico de los frigoríficos es muy elevado respecto a los demás electrodomésticos, en torno a una cuarta parte, ya que siempre está encendido.
Su consumo, según los modelos, va desde los 500 Wh (vatio hora) al día hasta los 1.100 Wh al día que pueden llegar a gastar los modelos más grandes. Con una vida media eficiente de 12-15 años es importante en el momento de la compra revisar la clasificación energética, que está en un lugar visible del aparato y de su documentación, y que de la letra A, la más eficiente, a la G, la menos.
Una correcta instalación ahorra energía
No lo instales cerca de una fuente de calor (radiador, horno, cocina eléctrica) o en un lugar soleado. Gastaría una cantidad mayor de energía para mantener la temperatura adecuada en el interior.
Comprueba que alrededor del aparato circula aire suficiente. No lo coloques pegado a la pared: deja unos centímetros de espacio libre.
Un uso adecuado bajará la factura
No pongas el selector de temperatura en un valor demasiado bajo: una temperatura interior de 5º C en el frigorífico, y de -18º C en el congelador es más que suficiente para conservar la mayoría de los alimentos.
No tengas abierta la puerta del frigorífico sin necesidad: cada vez que lo haces sube la temperatura interior, y de nuevo necesita gastar energía para conseguir otra vez un nivel óptimo.
Recuerda limpiar por detrás del frigorífico para quitar el polvo. No olvides que el frigorífico respira por aquí y es importante que el intercambio de calor con el ambiente sea el correcto.
Descongela de vez en cuando. Tres milímetros de escarcha en las paredes del congelador aumentan el consumo un 30%. Si después de limpiarlo vuelve a aparecer hielo enseguida es que la puerta ya no cierra herméticamente.
Si te vas de vacaciones bastante tiempo o te vas a ausentar de casa una larga temporada, déjalo limpio y vacío y desenchúfalo: así evitarás un gasto inútil.
Claves para ahorrar con la distribución de alimentos
Aprovecha al máximo el volumen de tu nevera, pero sin llegar a comprimir los alimentos.
Utiliza de la manera adecuada los distintos compartimentos del frigorífico: por ejemplo, recuerda reservar los cajones especiales de 0 grados (freezer) para los alimentos que más frío necesitan, como el pescado o la carne fresca.
Para congelar alimentos, asegúrate de que tu congelador sea cuatro estrellas, en el que el símbolo **** estará bien visible en su ficha y documentación. Alcanzan una temperatura de entre -18ºC y -24ºC y son los únicos que pueden congelar alimentos. Compruébalo antes de hacerte con tu frigorífico en las especificaciones del producto o en la web del fabricante.
Evita meter comida caliente en la nevera y, desde luego, en el congelador.
Si no te basta con la capacidad del congelador de tu nevera o de tu frigorífico combi, plantéate comprar un congelador independiente.