La invasión militar de Ucrania a manos de Rusia amenaza ya con provocar un terremoto en el mercado baloncestístico. Desde este fin de semana están aumentando en cascada los jugadores que, sin haber rescindido todavía sus contratos, deciden volver a casa entre los tres participantes rusos de la Euroliga. En especial aquellos pertenecientes a países donde el farragoso conflicto político está hiriendo especiales sensibilidades.
El CSKA ha confirmado hace unos minutos que cuatro integrantes de su plantilla, entre ellos los exbaskonistas Tornike Shengelia y Johannes Voigtmann, además del base danés Iffe Lundberg y el alero lituano Marius Grigonis, han abandonado Moscú y puesto rumbo a sus respectivos países, aunque en el caso del georgiano se sabe desde el sábado que se encuentra en España.
Además, según informan medios lituanos, el veterano Mindaugas Kuzminskas ya no es jugador del Zenit. El alero de 32 años, un viejo conocido de la ACB tras su paso por el Unicaja entre 2013 y 2016, continúa así los pasos del base Shabazz Napier, que esta semana también ha dejado San Petersburgo justo al poco de recuperarse de la grave lesión de tobillo que le ha mantenido inactivo desde el comienzo de la temporada. El polaco Mateusz Ponitka tiene igualmente las horas contadas.
A las órdenes de Xavi Pascual milita otro jugador lituano como el rocoso pívot Arturas Gudaitis que igualmente ha optado por hacer las maletas. Y es que, según diferentes informaciones, todos los jugadores lituanos están recibiendo presiones del Gobierno de su país para romper sus contratos en Rusia.
Cabe recordar que la reacción de Lituania ha sido la más contundente de todas a la hora de critir la invasión rusa a Ucrania. El manager general del Zalgiris, Paulius Motiejunas, anunció días atrás su intención de boicotear todos los partidos de la Euroliga donde se encuentren involucrados los equipos rusos, pero en la reunión telemática del pasado viernes se quedó solo en la consecución de este objetivo.
Los clubes acordaron que el CSKA, Zenit y Unics jugarían sus partidos en casa en terreno neutral, algo que no encajó de buen grado el Zalgiris, quien ya ha anunciado no solo su firme intención de no viajar a Rusia sino también de no jugar los encuentros que todavía tiene pendientes ante el CSKA y el Zenit. De hacerlo finalmente, el actual colista del torneo podría recibir cuantiosas multas económicas y ser expulsado incluso de la Euroliga, que este lunes mantendrá un nuevo cónclave para decidir el país al que serán desterrados los tres conjuntos rusos.
Serbia se ha ofrecido para acoger al CSKA, Zenit y Unics, pero estos tendrán el problema añadido de salir de Rusia después de que todos los países hayan decidido cerrar su espacio aéreo. En definitiva, una guerra que ha debilitado más si cabe los cimientos de una Euroliga muy golpeada antes por el virus.