Del 6 al 18 de noviembre se va a celebrar la COP27, 27ª edición de las cumbres climáticas organizada por Naciones Unidas y, por quinta vez, el continente africano será anfitrión. Esta vez la sede en Egipto, en Sharm El Sheikh, pero indudablemente con otro escenario como trasfondo: la guerra de Ucrania. Tras casi tres décadas de reuniones, estas conferencias han ido perdiendo fuelle y credibilidad en el tiempo, pese a que las evidencias científicas de la tragedia climática se acumulan y las consecuencias prácticas se cosechan año a año en forma de desastres naturales y pérdida de biodiversidad en el Planeta. La Unión Europea vuelve a una COP con la agenda más ambiciosa de las grandes potencias, reafirmando su compromiso para 2030 de reducción al 55% de las emisiones de CO₂ y la neutralidad carbónica para 2050. Pero lo hace consciente de las enormes dificultades que la crisis energética y la inflación que provoca supone para que sus Estados miembros cumplan los objetivos marcados.
El periplo de las cops
Las conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se celebran anualmente en el ámbito de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Sirven como reunión formal para evaluar el progreso en el tratamiento del cambio climático. A mediados de la década de 1990, tuvo su primer gran hito al negociar el Protocolo de Kioto para establecer obligaciones legalmente vinculantes de tal forma que los países desarrollados reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero. Desde 2011, las reuniones también han servido para negociar el Acuerdo de París como parte de las actividades de la plataforma Durban de 2011 hasta su conclusión en 2015, lo que creó una vía general hacia la acción climática. Estas conferencias han sido el resultado de un proceso iniciado por las Naciones Unidas en 1992 después de la Cumbre de Río para tratar el cambio climático. La primera se celebró en 1995 en Berlín y luego se han ido organizando cada año.
Objetivos de la cop27
La COP de este año se plantea como la de las acciones y compromisos concretos en reducción de emisiones y también en la financiación de pérdidas y daños derivados del cambio climático al sur global. Se le ha llamado la “COP de África”, ya que se esperan en particular compromisos importantes para el continente africano, uno de los más vulnerables al cambio climático tanto desde un punto de vista ambiental como social, pero paradójicamente uno de los menos implicados en la acumulación histórica de emisiones. A pesar de los acuerdos en COP anteriores, Naciones Unidas considera que las emisiones en 2030 serán mayores que en 2010, lo que en la práctica elimina por completo la posibilidad de limitar el calentamiento por debajo de los 2?. Por eso se espera que la COP27 sea la de la implementación de políticas efectivas de reducción de emisiones. Se espera que plantee avances en la lucha contra la deforestación tropical. Los ecosistemas terrestres resultan clave contra el cambio climático, al absorber el 25% de las emisiones de gases invernadero.
Posición de la UE
El Consejo Europeo aprobó en su última reunión en Bruselas el 24 de octubre las conclusiones con que acudirá a la Conferencia de Egipto. Los Estados miembros ponen de relieve que el nivel de ambición mundial debe aumentar sustancialmente para mantener al alcance el objetivo de los 1,5°C, en consonancia con el Acuerdo de París. Subrayan que, en la actualidad, las contribuciones determinadas a nivel nacional y sus actualizaciones son insuficientes. Por lo tanto, todos los países deben presentar objetivos y políticas ambiciosos y, en particular, las principales economías deben revisar y reforzar sus contribuciones determinadas a nivel nacional a tiempo para la CP27. Se reafirma en el “Objetivo 55”, que permitirán a la UE ejecutar sus contribuciones determinadas a nivel nacional y reducir sus emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % de aquí a 2030 con respecto a los valores de 1990, y lograr la neutralidad climática para 2050 a más tardar, e intentar conseguir emisiones negativas en lo sucesivo. Esta es la posición oficial que de momento será unitaria, pero la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania hace temer que la necesidad de abastecimiento obligue a seguir utilizando combustibles fósiles, considerar renovable la energía nuclear y prolongar de este modo la transición ecológica imprescindible. l