El Bidasoa afrontará en Benidorm el partido de vuelta de Copa con siete goles de ventaja, después de imponerse en Artaleku al conjunto de Fernando Latorre. Que el cuadro de Jacobo Cuétara consiguiera tanta ventaja no entraba en las quinielas. Lo que no significa restar mérito al nivel de partido disputado por sus hombres. Por supuesto, el cuadro guipuzcoano debía tratar de explotar el factor campo, pero no con semejante holgura. Los equipos vienen de donde vienen y se esperaba más igualdad. El 33-26 tiene que valer para acceder a la fase final del torneo. El próximo miércoles (20.00 horas) deberá hacer bueno el resultado de anoche.
Arrancó el Bidasoa un maratoniano mes de febrero en el que va a disputar, contando el de ayer, diez partidos en 28 días. Los que corresponden al calendario y los aplazados por el virus. En las últimas semanas, por esa misma razón, solo pudieron jugar un amistoso y entrenar de aquella manera. Es decir, sin los internacionales Kauldi Odriozola, Rodrigo Salinas y Matheus da Silva, además de los afectados por los contagios. También, el cuadro alicantino ha vivido algo similar, ya que dos de sus principales jugadores, los argentinos Pablo Vainstein y James Parker, lucharon en América para conseguir plaza en el próximo Mundial. Por eso, el partido de ida de Copa ante el Benidorm traía puesta la vitola de incógnita total. Como la eliminatoria está diseñada con pulsos de ida y vuelta, el tanteo de Artaleku responde a lo que el partido fue en sí mismo.
Salió de cara el cuadro amarillo y se puso pronto en ventaja. La fue gestionando del mismo modo que el entrenador movía sus peones. Desde el principio el Bidasoa pareció más enchufado y convencido de lo que debía hacer. El Benidorm no encontró el modo de frenar las acciones del ataque local, que, jugando con pausa, trató de encontrar la mejor solución. Liderados por Jon Azkue, funcionaron bien los hombres de la segunda línea, logrando buenas situaciones para rematar jugadas. Como quiera que Xoan Ledo, ausente Sierra, brillaba bajo palos, la tendencia del partido fue plasmándose en el marcador (5-2, 10-6, 14-10 y 16-11 al descanso). Al Benidorm le costaba una barbaridad superar el muro amarillo, tanto en el 6-0 como en la posición adelantada de Kauldi (5-1). Lo dejaban todo en manos de la primera línea. Los lanzamientos en apoyo de Álvaro Ruiz y Nacho Valles eran la mejor opción, secundados por el buen extremo que sigue siendo Nikcevic e Iker Serrano, sobre todo tras el descanso.
El segundo tiempo no cambió el paso el Bidasoa Irun. Hubo momentos en los que el rodillo local dejó sin alma al cuadro de Fernando Latorre. Los números de Azkue y Cavero se traducían en diferencias notables en el marcador (21-14, 24-16, 27-18 y 30-21), es decir distancias decisivas para la suerte final del encuentro y posiblemente de la eliminatoria. Los goles entraban por todas partes y el protagonismo se repartía.
En el último minuto (32-26), el Benidorm pudo recortar a cinco la diferencia. Tiempo muerto de su técnico para preparar una jugada en la que el remate de Iker Serrano lo detuvo Xoan Ledo. En los pocos segundos que quedaban el balón llegó al área visitante y Tesoriere no desaprovechó la oportunidad de sentenciar y aumentar el colchón de goles.
Es previsible que el partido de vuelta se parezca poco al de ayer. Entre otras cosas porque todos los internacionales habrán encontrado un mejor status que el ofrecido anoche en Artaleku. Hará mal el conjunto de Jacobo Cuétara, que ayer cumplió 200 partidos en el Bidasoa, si se confía, porque es impensable que el Benidorm repita un partido semejante al que le complica la situación en el torneo.